El Charafil y su fantástico puente de piedra.
Pasaba un arroyo por debajo y era el lugar de solaz de los niños cuando volvíamos del colegio. El sitio ideal para jugar con los patos, coger renacuajos o en las tardes de verano la excusa perfecta para meter los pies en el agua, con zapatos y todo...
En aquella época no había piscina y los niños aprovechábamos lo que teníamos a mano para estar frescos.
Ya ha desaparecido el puente y el arroyo que lo recorría y con ellos una parte importante de nuestra niñez.
Un maestro de este pueblo, que es el guardián de nuestras tradiciones, dice que...
"Ese puente tan antiguo
llamado d'El Chafaril,
por viejo lo jubilaron
y lo quitaron de allí.
Nos conviene recordar
que los viejos son muy sabios,
y que si allí lo pusieron
debiera de ser por algo.
Quizás tengamos algún día
que pasar el charco a nado."