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El Cuento de Diego Herrero 1 Traditional Cache

Hidden : 4/21/2014
Difficulty:
2 out of 5
Terrain:
1 out of 5

Size: Size:   micro (micro)

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Geocache Description:


Capitulo primero: Diego Herrero

Era otoño, el más frío de los que recordaba, el barro y el viento fueron sus más fieles compañeros durante el largo viaje. Se llamaba Diego, y arrebujado en su mantón cabalgaba sobre su rucio por los caminos cubiertos de barro, debía darse prisa porque estaba anocheciendo y su viaje terminaría en la siguiente parada.

Era joven, tanto que se encontraba en la barrera con la infancia aunque su mirada mostraba, tras unos profundos ojos pardos, la madurez forzada de golpe por esfuerzo y pena. El ensortijado pelo castaño asomaba por los bordes de la capucha, estaba muy delgado y tiritaba soñando con un fuego, un jergón y sobre todo, una gran olla de guisado de cordero. Muy pronto habría llegado a su destino aunque no sabía qué se iba a encontrar allí, de hecho no tenía idea de a dónde dirigirse una vez llegará al pueblo, buscaría una posada e intentaría encontrar un trabajo antes de que se acabara la reserva de reales que había conseguido para el viaje.

Toda su infancia la vivió en una casa muy humilde junto a sus padres en plena sierra, a media jornada a pie de la aldea más cercana. Durante el invierno a menudo quedaba aislada por la nieve, y debían tener buenas reservas de alimento que iban almacenado durante todo el año. Desde que tuvo fuerza como para transportar objetos Diego trabajó ayudando a sus padres, primero en la casa junto a su madre, y cuando creció un poco en el campo con su padre y sus hermanos. Aprendió a pastorear su pequeño rebaño de ovejas y cabras, alimentaba a las gallinas y recogía sus huevos, con un poco de práctica se convirtió también en un hábil hortelano.

Lo que menos le gustaba era acarrear leña, su padre cortaba con el hacha tan deprisa que apenas regresaba de cargar a la mula con una buena brazada de madera ya tenía otra esperándole. Cuando estaba con los animales era otra cosa, podía entretenerse observando a los insectos en sus particulares vidas, recogía hojas y flores de todos los tamaños y formas. Cuando su padre le acompañaba, solía contarle historias y cuentos, donde las cabras bailaban, ejércitos conquistaban tierras lejanas y animales del bosque se tornaban en personas durante la noche. Le gustaba una historia en especial en la que un gran tesoro escondido esperaba ser descubierto por un joven valiente y tan hábil como para poder desentrañar las pistas que llevaban hasta él, su padre la contaba con emoción y Diego imaginaba las riquezas que encerraría un tesoro tan misterioso. Fueron pasando los años, sus dos hermanos, que eran mayores que él se fueron a buscarse la vida al norte, querían vivir en pueblos grandes o incluso en ciudades así que él se quedo sólo con sus padres, hasta las fiebres.

Una mañana despertó sólo, le extrañó mucho que su madre no lo hubiera levantado, el sol ya asomaba por encima de la montaña grande. Fue a la habitación de sus padres y encontró a su madre en la cama, tosía constantemente mientras luchaba por respirar, tenía muy mala cara, sudaba ríos y tenía los ojos hundidos. Su padre apareció por la puerta llevando en las manos una olla grande tapada con un trapo, el vapor se colaba entre los pliegues de la tela, puso el recipiente en el suelo junto a la cama y lo destapó. Una gran bocanada de vapor salió esparciendo un penetrante olor a romero por toda la estancia -es para que respire mejor- dijo su padre entre toses, entonces se dio cuenta de que su padre estaba también enfermo. Su madre no tardó en morir, la enterró junto la noguera del camino bajo la que ella solía pasar las tardes de verano, tejiendo y canturreando.

Diego cuidó de su padre hasta que también se lo llevó la enfermedad. Durante los periodos de fiebre alta, el pobre hombre deliraba y mantenía consigo mismo discusiones absurdas, pero cuando Diego entraba en la habitación parecía serenarse, aunque siempre le decía lo mismo, -hijo mío, vete lejos, aquí estarás condenado, busca a tus ancestros, busca el tesoro, lo encontraras, seguro que si, busca tu tesoro, vete lejos...- esa mañana, cuando cerró los ojos, no los volvió a abrir. Entre lágrimas dio sepultura a su padre junto a su amada, y volvió a la cama de sus padres, lloró hasta que se quedó dormido y soñó, pero de una forma especial, tan real como la vigilia, su padre le repetía una y otra vez que buscará el tesoro, vio llanuras, casas bajas, oyó perros ladrar y el relincho de un caballo, un hidalgo le observaba con severidad sobre su montura y entonces despertó. Al abrir los ojos vio entre las sábanas un pico de papel, estiro la mano y sacó un sobre que debía haber dejado su padre durante su locura. Diego no sabía leer ni su padre escribir así que pensó que de poco le iba a servir lo que hubiera dentro, pero lo abrió y encontró un mapa burdamente garabateado, pero con dibujos de sitios que le eran familiares, un árbol partido, la fuente de la roca. Hasta donde él conocía podría seguirlo sin problemas pero nunca había ido más allá de la aldea, en el mapa el camino serpenteaba hasta mucho más lejos, una torca allí, un bosque allá.

 

 photo hidalgo.jpg

Deambuló durante horas por la casa, por el prado, se sentó en su tronco favorito en medio del bosque y tomó la decisión.

Al día siguiente bajó a la aldea con tantos enseres como pudo cargar a la mula, fue a la plaza y habló con un amigo de su padre que accedió a quedarse con todo por el precio acordado, se quedaría con el ganado, explotaría la tierra y a cambio cuidaría la casa hasta que él volviera, si algún día lo hiciera.

Volvió a su casa, preparó víveres, ropa y poco más, escondió en las alforjas la pequeña saca de monedas que consiguió de la venta del ganado y partió mirando atrás cada poco, enjugándose las lágrimas y con el pecho cargado de incertidumbre.

Esos recuerdos parecían emborronarse con la niebla que le rodeaba, iba escuchando el chapoteo de los pasos de su montura en el barro, había tenido muchos días para pensar, estaba lleno de dudas, pero afrontaría lo que viniera, sabía trabajar el campo, valerse en la casa y cuidar a los animales, algo encontraría para sobrevivir mientras buscaba, pero realmente ¿qué iba a buscar? Estaba inmerso en estos pensamientos cuando de repente lo vio, el pecho le dio un vuelco y las piernas le flaquearon, el hidalgo de su sueño estaba parado a poca distancia frente a él, estático, quizás demasiado. Al pasar junto a él supo porqué, y también que no tenía nada que temer, había llegado a su destino.

 

El Caché:

Este es el primero de una serie de seis caches normales y un mistery final. Para acceder a las coordenadas finales del séptimo trendreis que apuntar el número y la letra que hay escritos en cada uno de los log books que completan la serie. 

Os aconsejo que hagais la serie en orden, y leyendo cada capitulo antes de su busqueda, ya que hay pistas en el texto que os ayudarán.

Ha costado bastante trabajo la fabricación de los contenedores, ya que son todos miméticos con camiuflajes hechos a mano. Espero que los disfruteis y los mantengais todo lo posible, tratarlos con cuidado y dejadlos exactamente como los encontrasteis, por favor. 

En esta serie agradecería que se logearan pronto los DNFNo Encontrados, para poder reponerlos en cuanto me sea posible y que no quede interrumpido el mistery.

Buena caza.

 

Additional Hints (Decrypt)

Zntaégvpb

Decryption Key

A|B|C|D|E|F|G|H|I|J|K|L|M
-------------------------
N|O|P|Q|R|S|T|U|V|W|X|Y|Z

(letter above equals below, and vice versa)