En la dehesa boyal de Torrequemada podemos encontrar un paraje muy singular, casi 300 zahúrdas, cochiqueras, corralás como se llaman en Torrequemada, o las casitas de los guarrinos como les llaman los niños.
Están construidas con lajas de pizarra y la techumbre de ramaje, su utilidad fue la de albergar el ganado porcino en estado de semimontanera. La concesión de las corralás se realizaba por el Ayuntamiento de forma verbal, debiendo el usuario comprometerse a mantenerlas acondicionadas y en buen estado y lo más limpia posible, pudiendo heredarse su uso, de hecho en algunas se aprecian las marcas de los dueños, al igual que en las encinas de la dehesa.
Se han dejado de usar por dos motivos:
1.- El cambio de la sociedad, donde muchas familias ya no crían cerdos para la matanza, o si lo hacen suele ser en fincas privadas.
2.- El cambio en el tamaño de los cerdos, ya que actualmente comen grandes cantidades de alimentos y piensos, lo que hace que sean mucho mayores que antiguamente, y no entran por las puertas de las corralás.