Pretendemos crear un grupo de Mysteries en torno a figuras literarias que nos traen buenos recuerdos.
Este está situado en una calle que homenajea al escritor. Esta calle hace 40 años sufrió un cambio de nombre, y en el 2010 en un pleno del ayuntamiento se acordó devolverle el nombre primitivo, empezando así una absurda guerra de nomenclatura entre los vecinos partidarios del nombre primitivo y los partidarios de evitar el nuevo cambio.
42 graos Norte
- En canto Pedriño anda aboiado polas rúas, como un papaleisón, Rañolas defende a súa vida e gaña o seu pan como pode.
- Rañolas era de certo un rapaz intelixente, con moitos anceios de saber. Neste intre atópase en Lourdes, vendendo velas de cera aos pelengríns. Desque Rañolas foi polo mundo, Pedriño non volveu ter un amigo en quen mandar, e canto lograba conquerir dos compañeiros era sempre a forza de rebaixarse.
8 graos Oeste
- As contas que botaba non marraban, nin os seus ditos tiñan volta. De sol a sol aparece axeonllado na entrada da ponte, e non se sabe se vende, se pide ou se prega.
- Pedriño tiña medo de todo. O cacique da vila chamábase don Andrés, e non era político por ideas, senón por encher de diñeiro as gabetas. A tía Adega vive nunha casa pequerrecha, sempre ben encaleada, cunha balconeta de madeira, entre dúas fiestras xemelas, e una porta de dúas follas …
(Castellano)
42 grados Norte
- Mientras Pedriño anda aburrido por las calles, como un papanatas, Rañolas defiende su vida y gana el pan como puede.
- Rañolas era realmente un niño inteligente, con muchas ansias de saber. En estos momentos se encuentra en Lourdes, vendiendo velas de cera a los peregrinos. Desde que Rañolas se fue por el mundo, Pedriño no volvió a tener un amigo sobre el que mandar, y cuanto lograba conseguir de los compañeros era siempre a fuerza de rebajarse.
8 grados Oeste
- Las cuentas que echaba no fallaban, ni sus dichos se discutían. De sol a sol aparece arrodillado en la entrada del puente, y no se sabe si vende, si pide o si reza.
- Pedriño tenía miedo de todo. El cacique de la villa se llamaba don Andrés, y no era político por ideas, sino por llenar de dinero los cajones. La tía Adega vive en una casa pequeñita, siempre bien encalada, con un balcón de madera, entre dos ventanas gemelas, y una puerta de dos hojas…