AÑO BISIESTO es una expresión que deriva del latín bis sextus dies ante calendas martii (repítase el sexto día antes del primer día del mes de marzo).
Correspondía a un día extra intercalado entre el 23 y el 24 de febrero por Julio César. En el calendario gregoriano este día extra se colocó al final de mes (29 de febrero).

Los historiadores piensan que para el año 4241 a.C., los egipcios usaban ya el calendario más exacto de la antigüedad. Tenían un año que estaba dividido en 12 meses cada uno de 30 días y tenían además 5 días adicionales.
Por otro lado, los romanos habían introducido, hacia el siglo VII a.C., un calendario en el que el año duraba 304 días divididos en 10 meses. En este calendario, el año comenzaba en el mes de Marzo. Como la duración del año era muy distinta al tiempo que en realidad tarda la Tierra en dar una vuelta alrededor del Sol, sucedía que las estaciones no se repetían en las mismas fechas de un año para otro. Por eso, también en el siglo VII a.C. se decidió añadir dos meses más, Enero y Febrero, al final de cada año. A partir de esta modificación, el año romano quedó compuesto por doce "meses lunares", los llamaban así porque la duración de un mes era el tiempo que transcurría entre una luna llena y la siguiente (este periodo es de aproximadamente 29 días y medio) tiempo que ellos calcularon de 30 días.
Así los doce meses del primer calendario romano eran: Martius, Aprilis, Maius, Iunius, Quintilis, Sextilis, September, October, November, December, Ianuarius y Februarius.
Después de este primer calendario, el imperio romano se guió por el calendario Juliano que entró en vigor el 1° de enero del año 45 a.C. Este calendario debe su nombre al emperador Julio César quién mandó a sus astrónomos diseñarlo para corregir todos los errores que se tenían con el antiguo calendario romano. El astrónomo que dirigió el proyecto fue Sosígenes de Alejandría.
Para que el nuevo calendario realmente coincidiera con la entrada de las estaciones se ampliaron a 15 los meses del año 45 a.C. Esto fue necesario para corregir el retraso de tres meses que se había acumulado con el calendario anterior. El año 45 a.C. fue llamado el "año de la gran confusión" por lo largo que fue y porque nadie sabía exactamente en qué día vivía; sin embargo, gracias a este año tan largo se logró resolver el desorden que se tenía. A partir del año siguiente se instauraron años de 12 meses con el nuevo Calendario Juliano.
El Calendario Juliano se basaba en el año egipcio que tenía 365 días más 1/4. Cada cuatro años se intercalaba un día (éste es el origen de los años bisiestos) y el año se dividió en 12 meses de distinta duración, puesto que 365 no es divisible por 12. En honor de César se dio el nombre de Julius al mes Quintilis.
Después del asesinato de Julio César, su sucesor Augustus mandó perfeccionar aún más el nuevo calendario y fue entonces cuando se estableció que el primer mes del año sería enero y el segundo febrero. El Senado romano cambió el nombre del mes Sextilis por el de Augustus.
Parece ser que Julio César deseaba que el año nuevo comenzara con el equinoccio de primavera, o con el solsticio de invierno, pero el Senado Romano, que tradicionalmente utilizaba el 1 de Enero como comienzo de su año oficial, se opuso a César e impuso esa fecha como la del comienzo del año. Esta es la razón por la que aún hoy en día nuestro año nuevo comienza en un punto arbitrario de la órbita de la Tierra.
Al durar el año juliano aproximadamente 11 m y 14 s más que el año trópico (tiempo que tarda la Tierra en dar una vuelta completa al Sol), acumula un error de un día cada 128 años. En 1477 el equinoccio de primavera se había adelantado al 11 de marzo. A la Iglesia preocupó este error que afectaba a la celebración de la Pascua de Resurrección y otras fiestas movibles que dependen de ella.
Para corregir el error, el papa Gregorio XIII, nombró una comisión de astrónomos y matemáticos para que revisaran el calendario juliano. Así las dos personas que terminaron de diseñar el calendario que usamos actualmente fueron: Luigi Lilio Ghiraldi, médico de Verona, quien ideó el nuevo sistema y Cristóbal Clavius, astrónomo, matemático y físico de Nápoles, quien hizo todos los cálculos necesarios. En marzo de 1582 fue abolido el calendario juliano por decreto del Papa Gregorio XIII y se estableció el calendario gregoriano.
El calendario juliano había acumulado un error de diez días con respecto al año trópico por lo que estos días tuvieron que restarse de forma arbitraria; así en el año 1582, el día siguiente del jueves 4 de octubre fue el viernes 15 de octubre. Este ajuste logró que en el año 1583 el equinoccio de primavera sucediera el 21 de marzo.
Como anécdota de estos diez días perdidos, Santa Teresa de Jesús murió un 4 de octubre y fue enterrada el día siguiente, el 15 del mismo mes.
En nuestro calendario actual, el Calendario Gregoriano los años bisiestos se calculan de distinta manera a como se calculaban en el Calendario Juliano.
Un año es bisiesto si las dos últimas cifras son divisibles entre 4, excepto cuando ambas son cero. Sin embargo cuando las cuatro cifras, es decir, el número completo del año, es divisible entre 400 entonces el año sí es bisiesto aunque sus dos últimas cifras sean ceros.
** Como el Calendario Gregoriano tiene un desfase de un día cada 3.300 años algún otro ajuste tendrán que acometer nuestros descendientes.