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Agente Secreto 103 Mystery Cache

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loko180: Los agentes se mudan a otro lugar. Un placer compartir misiones. ¡Feliz geocaching!

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Hidden : 3/17/2016
Difficulty:
2 out of 5
Terrain:
1.5 out of 5

Size: Size:   other (other)

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Geocache Description:

Tercero de los casos prácticos básicos que permitirán a los alumnos acceder al segundo nivel de formación. Recordad, estáis aquí para que decidamos si podéis seguir en esto.


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¡Bienvenidos a la formación de Agentes Secretos 103! Sabemos que si estáis aquí es porque siempre habéis sentido la creciente necesidad de resolver misterios y hacer de este un mundo mejor… Habéis podido acceder a esta clase, pero mi trabajo ahora es separar el grano de la paja. No todos ni todas llegaréis a convertiros en Agentes Secretos. No tendréis lo que hace falta…

Pero ya llegaremos a eso. Primero, vamos a ver el caso práctico de esta semana. (Si no has solucionado aún los casos prácticos 101 y 102, te recomiendo encarecidamente que pases por allí primero, te serán de utilidad).

Como sabréis, tras la disolución de la URSS y con el panorama geopolítico actual, existe un gran mercado negro de armas con un potencial de destrucción ilimitado. En su mayor parte acaban en manos de caciques locales que pretenden tener un seguro de vida para evitar ser desalojados de su posición pero no siempre es así.

Como parte de la Agencia, vuestro trabajo futuro consistirá en detectar esas amenazas que se salgan de lo normal y ponerles fin antes de que tengamos que lamentar desgracias. Para muestra, un botón. Hace cinco años tuvimos conocimiento de una extraña Sociedad que estaba implantándose en las principales ciudades del mundo. Se hacía llamar la Garra y podréis ver una reproducción de su logo en el Dossier. Aquí en Madrid nuestro objetivo fue el de controlar a los agentes de la célula local y averiguar lo máximo posible de sus planes.

Teníamos identificada su sede y a los principales colaboradores cuando nos llegaron informes de contrainteligencia de que se estaba preparando un gran golpe y que iban a darse a conocer al mundo. Por aquel entonces yo era el encargado de seguir los movimientos de uno de sus agentes para tratar de detectar si se ponía en comunicación con algún otro miembro de otra célula o con la matriz principal y, después de que mi compañero pudiera parar los dos primeros golpes descubrí una anomalía muy extraña en la conducta del tipo al que estaba siguiendo. Hasta el momento nunca había hecho nada sospechoso (excepto reunirse con miembros conocidos de la organización, se entiende). Era una persona aficionada a comprar y todos los fines de semana lo demostraba. Sin embargo, una tarde, en vez de volver de su trabajo a casa en autobús como hacía siempre, cogió un taxi y se acercó a comprar comida a un restaurante sevillano de cierta fama en la ciudad. Al día siguiente cogió otro taxi que le llevó a la esquina de la calle Lope de Rueda con Sainz de Baranda, donde entró a comprar unas lentillas. Después siguió esta ruta:

Subió hasta la esquina con Ibiza donde paró a comprar unas zapatillas. Luego giró a la derecha hasta el cruce con Narváez, donde entró a la farmacia a pedir unas tiritas. Bajó hasta el cruce con Sainz de Baranda y echó la Primitiva. Giró a la izquierda hasta Fernán González y allí compró unos tornillos en la ferretería. Subió hasta Ibiza donde compró unos chicles y allí giró de nuevo a la izquierda para volver al cruce con Narváez. Volvió a bajar hasta Sainz de Baranda, giró esta vez a la derecha para llegar al punto inicial de su ruta y giró a la derecha otra vez para subir por Lope de Rueda hasta Menorca. Compró el periódico y siguió mientras lo ojeaba hasta Doctor Castelo. Allí compró un cinturón y giró a la derecha hasta el cruce con Narváez. Compró un libro de crucigramas en la librería de la esquina y giró a la derecha para bajar hasta Menorca, donde compró unos paquetes de pañuelos. Volvió sobre sus pasos hasta Doctor Castelo donde giró a la derecha para llegar a Fernán González y por allí bajó hasta Menorca. En la sastrería de la esquina compró una corbata de seda italiana y se dio media vuelta para subir hasta Doctor Castelo otra vez, donde se compró un desodorante de una marca de cuyo nombre no quiero acordarme. Giró a la izquierda hasta llegar al cruce con Lope de Rueda, por donde subió hasta Duque de Sesto. Allí compró unas entradas para una comedia de enredo en el Español y volvió sobre sus pasos hasta el cruce con O’Donnell donde compró una baraja francesa. Giró a la izquierda hasta Narváez y allí de nuevo a la izquierda para subir hasta Duque de Sesto. Giró a la derecha hasta Fernán González y allí de nuevo a la derecha para bajar hasta O’Donnell otra vez. Compró fichas de póker y debía haberse olvidado algo porque volvió al cruce con Duque de Sesto y compró un zumo fresco de frutas que se fue bebiendo mientras giraba a la izquierda para volver al cruce con Narváez y comprarse unos snacks salados para acompañar el zumo. Allí giró a la izquierda y bajó hasta el cruce con O’Donnell, de nuevo, donde paró en una mercería a comprar hilo, aguja y un dedal. Siguió desandando sus pasos hasta llegar al cruce de Duque de Sesto con Lope de Rueda y continuó subiendo hasta Jorge Juan. Paró en otra farmacia para comprar caramelos de menta para la garganta y siguió hasta Goya. Allí compró unos bolígrafos y una pluma estilográfica. Se dio la vuelta para volver a Jorge Juan y allí giró a la izquierda hasta el cruce con Narváez. Giró de nuevo a la izquierda para volver a Goya, donde dejó reservada una cartera de piel. Volvió a bajar, esta vez corriendo, hasta Jorge Juan, donde compró unos preciosos gemelos dorados y subió de nuevo a Goya para pagar y recoger la cartera. Allí giró a la derecha para llegar a Fernán González donde compró unos preciosos pendientes de perlas. Bajó hasta Jorge Juan y compró un collar a juego. Entonces pareció volverse loco (si no aparentaba estarlo ya) y desandó todo su camino hasta volver a la esquina de Goya con General Díaz Porlier. Subió por Díaz Porlier hasta Ayala, donde se graduó la vista y compró unas lentillas, para darse la vuelta y bajar a Hermosilla donde compró unas gafas de buceo. Volvió a subir hasta Ayala y allí giró a la derecha hasta el cruce con Conde de Peñalver, por donde bajó hasta Hermosilla. Compró una tarjeta de memoria SD de 16GB y volvió a subir a Ayala. Allí compró un dispositivo USB de 128GB y giró a la derecha hasta Alcántara. Compró una botella de champán y bajó por Alcántara hasta Hermosilla donde compró un par de litros de helado de limón. Cargado como un mulo, paró un taxi y se fue a casa desde allí.

Al día siguiente de nuevo cogió un taxi pero esta vez sólo paró a comprar la cena para llevar en una conocida franquicia de comida americana. Encargó un costillar y patatas con queso (las patatas con queso nunca pueden faltar). En cuanto el pedido estuvo listo se fue a casa y cenó con toda normalidad.

Al día siguiente volvió a alterar su rutina y el correspondiente taxi le dejó en la esquina de Ibiza con Lope de Rueda. Compró un cepillo de dientes y bajó hasta Sainz de Baranda. Allí compró pasta de dientes y giró a la izquierda hasta el cruce con Narváez donde compró, sorprendentemente, seda dental. Subió hasta Ibiza y compró un paquete de cromos de la liga y giró a la derecha hasta Fernán González donde compró otro paquete de cromos más. Bajó hasta Sainz de Baranda y compró el tercer paquete de cromos y unas galletas de chocolate. Giró a la derecha para volver a Lope de Rueda y subir por allí hasta Doctor Castelo. Se dio la vuelta y bajó a Menorca donde se compró un batido de chocolate para después girar a la izquierda hasta Narváez y comprar allí un par de paquetes de pañuelos. Subió a Doctor Castelo y compró una barra de fuet. Giró a la derecha para llegar a Fernán González, comprar un anillo de oro rojo y darse la vuelta para volver hasta Lope de Rueda, donde compró una bonita caja donde meterlo. Y un lazo, el lazo me llamó la atención. Subió hasta Duque de Sesto y se dio la vuelta para volver a O’Donnell. Allí compró unos botones y otro dedal. Giró a la izquierda hasta Narváez y compró algo de hilo gris. Subió a Duque de Sesto y compró un par de agujas de ganchillo para después girar a la derecha hasta Fernán González donde compró almendra laminada. Bajó hasta O’Donnell y luego siguió hacia la derecha hasta volver a Narváez. Volvió a subir hasta Duque de Sesto y giró a la izquierda para regresar a la esquina con Lope de Rueda, donde compró vainilla y azúcar glas. Subió hasta Jorge Juan y compró chocolate de fundir. Siguió subiendo hasta Goya y compró un bote de nata y un bote de cerezas. Allí giró a la derecha hasta la esquina con Narváez, donde compró un billete de lotería nacional. Bajó a Jorge Juan para comprar más lotería y volvió sobre sus pasos hasta Goya para después girar a la derecha y llegar hasta Fernán González. Bajó de nuevo a Jorge Juan y compró una bufanda de nada gruesa y volvió a subir hasta Goya donde se compró una bolsa de patatas que le acompañó el resto del viaje. Giró a la izquierda hasta el cruce con General Díaz Porlier por donde subió hasta Hermosilla. Compró unos calcetines negros del 42 y siguió subiendo hasta Ayala. Allí compró unos guantes para esquiar y giró a la derecha hasta Conde de Peñalver, donde dejó reservado un disco de un conocido grupo de música de Zaragoza. Bajó a Hermosilla a comprar unos cascos inalámbricos y volvió a subir a pagar y recoger el disco. Volvió a bajar a Hermosilla y giró a la izquierda para llegar a Alcántara, por donde subió hasta Ayala otra vez. Compró una guía de viajes de una importante capital africana y volvió a bajar a Hermosilla donde compró un reloj sumergible para niños. Siguió desandando sus pasos hasta volver a la esquina de Ayala con Díaz Porlier. Desde allí subió hasta José Ortega y Gasset, donde compró una tobillera. Bajó hasta Don Ramón de la Cruz y compró unas plantillas correctoras para después girar a la izquierda hasta Alcántara donde se compró una conocida revista satírica que sale rondando la mitad de la semana. Subió de nuevo a José Ortega y Gasset y compró allí un set de café. Por último, giró a la izquierda hasta Conde de Peñalver, por donde bajó a Don Ramón de la Cruz a parar a un taxi que le llevara a casa.

El día siguiente fue a devolver el reloj de niño que había comprado el día anterior, poco antes de irse a trabajar. Un día más tarde volvió a repetirse el patrón de los paseos por el centro pero esta vez desde Sainz de Baranda con Lope de Rueda hizo caminando esta ruta:

Compró una madeja de lana roja y fue hasta el cruce con Fernán González, donde compró una pajarita. Se dio la vuelta y volvió hasta Lope de Rueda, por donde subió a Ibiza y compró un llavero y una postal. Siguió subiendo hasta Menorca, donde giró a la derecha hasta Narváez. Por allí bajó hasta Ibiza y compró unas galletas de la suerte. Se dio la vuelta y volvió a Menorca donde compró chocolate con leche. Giró a la derecha para llegar a Fernán González. Allí se compró una baraja de naipes españoles y bajó hasta Ibiza otra vez. Se dio la vuelta y desanduvo su camino hasta volver a la esquina de Lope de Rueda con Menorca. Compró un paquete de pipas y siguió caminando, subiendo hasta Doctor Castelo. Allí compró una lata de un conocido refresco con gas y sabor a cola. Giró a la derecha hasta Fernán González y compró un bote de pimienta negra y otro bote de pimienta blanca. Volvió al cruce con Lope de Rueda y subió hasta O’Donnell donde compró medio kilo de pasta italiana. Siguió subiendo hasta Duque de Sesto y allí giró a la derecha hasta Narváez. Bajó a O’Donnell otra vez y allí se compró una agenda de cuero. Volvió a subir a Duque de Sesto y se compró una pluma estilográfica. Giró a la derecha hasta Fernán González y se compró un marcapáginas artesanal. Bajó hasta O’Donnell y después desanduvo su camino hasta la esquina de Duque de Sesto con Lope de Rueda, donde se compró una tradicional boina de chulapo. Subió a Jorge Juan y allí se compró una vela aromática y un jabón de manos con aceites esenciales. Giró a la derecha hasta el cruce con Fernán González, donde compró un precioso albornoz. Volvió hasta Lope de Rueda y subió a Goya, donde compró un bote de colonia. Siguió subiendo hasta Hermosilla donde giró a la derecha hasta Conde de Peñalver. Bajó hasta Goya y se compró una carcasa para el móvil. Dio la vuelta y volvió hasta Hermosilla donde compró unas deliciosas fresas, aprovechando que estábamos en temporada. Giró a la izquierda para volver a la esquina con General Díaz Porlier y compró una maquinilla de afeitar eléctrica. Dio media vuelta y bajó hasta el cruce con Alcántara, donde compró una chaqueta de cuadros y un pantalón de pana. Por último bajó hasta Goya y donde pudo, cogió un taxi que le llevó de vuelta a casa. Como os decía, un comprador compulsivo. Ya no hubo ningún día más en el que le diera por pasear al agente. Pasé la información al Departamento de Análisis y supieron averiguar a qué hora (el día ya lo sabíamos) y dónde iba a ser este siguiente atentado. Ahora es trabajo vuestro averiguarlo. Si lo averiguáis, podréis acceder a la localización de este tercer microfilm donde tendréis que dejar vuestra firma con vuestra propia máquina de escribir.

Comprobad vuestras respuestas en el siguiente Certitude para obtener las coordenadas finales.


Puedes validar la solución a tu puzzle con certitude.

Additional Hints (Decrypt)

Pbbeqranqnf: KKºKK’KK’’ Gvrzcb: KK:KK:KK HGP Pregvghqr: KKKKKKA/F_KKKKKKJ/R_KKKKKKHGP Zntaégvpb. 1.90 nyghen zíavzn erdhrevqn. Anqn dhr ire, fvtna pvephynaqb.

Decryption Key

A|B|C|D|E|F|G|H|I|J|K|L|M
-------------------------
N|O|P|Q|R|S|T|U|V|W|X|Y|Z

(letter above equals below, and vice versa)