Méntrida: Ermita Arroyo de la Berciana

La Ermita de Berciana se encuentra a unos cuatro kilómetros, lugar de la aparición de Ntra. Señora en el año 1270, punto de cita con la Madre en su célebre Romería de cada 25 de Abril. Os recomiento ir a la Ermita este día.
En la actual dehesa de Berciana, a unos tres kilómetros de Méntrida, se asentaba en tiempos pasados una población de origen antiguo. El nombre de Berciana, pudiera proceder etimológicamente del antroponímico Bercius, de raíz céltica. En la época de la dominación romana unos dicen que se llamaba Bercicalia y otros sostienen que era conocida con el nombre de Barnacis, siendo urbe importante en territorio romano carpetano.
Las únicas huellas conocidas por nosotros que atestiguan su existencia son los numerosos restos arqueológicos hallados en amplias zonas del monte. Allí se han encontrado objetos de épocas pasadas como restos de cerámica, tejas, utensilios, monedas con inscripción de emperadores romanos, piedras dedicadas a difuntos bercicalienses, siendo posible descubrir hoy cimientos de argamasa y piedras toscas, como la descubierta en 1694, de tres varas de altura, que fue troceada para peanas de las cruces del calvario, hoy en la explanada de la ermita, y como la estela funeraria con leyenda latina –ahora en el museo de Santa Cruz de Toledo- que nosotros mismos localizamos en 1981.
La vinculación de Méntrida con Berciana ha sido siempre una constante histórica. De hecho, el primer dato documentado referido a nuestro pueblo lo encontramos en el llamado arroyo de Méntrida (hoy arroyo de Berciana), que se cita en la carta de donación del rey Alfonso VIII, fechada el 12 de diciembre de 1208, para ampliar los límites jurisdiccionales del concejo segoviano, haciéndolos pasar por el citado arroyo. Relacionadas con Berciana están nuestras mejores tradiciones religiosas y populares, que arrancan del aparecimiento de Nuestra Señora la Virgen María en aquella tierra en 1270, siendo visitada desde entonces cada veinticinco de abril por el vecindario que acompaña a la imagen en piadosa romería escoltada por los “sargentos” y danzantes. Berciana para los mentridanos es el símbolo de sus valores espirituales y del esfuerzo por la defensa de su medio vital.
El ocaso de aquella antigua población se iniciaría a partir de la llegada de los musulmanes, aunque no quedó despoblada hasta finales del siglo XV, en cuya fecha el duque del Infantado autorizó a los escasos habitantes su traslado a Méntrida:“que antiguamente había un pueblo allí y se mudó a esta villa, y la causa fue porque era allí jurisdicción y aldea de Segovia, y el Duque dio favor para se mudar “.
Al decaimiento de Berciana sucede el progreso de una ciudad árabe, en la ribera izquierda del río Alberche, conocida con el nombre de Alfahmín, Alhamín, o Alamín, fortalecida con murallas y castillo, para dominar la ruta de Castilla la Vieja a Toledo, constituyendo un estratégico punto militar. El geógrafo y escritor Edrisí (1100-1162) presenta a Alamín como villa bien poblada, abastecida de comercios, calles y edificios notables, dos mezquitas, murallas y un fuerte castillo. El vecindario estaba sujeto a los reyes moros toledanos hasta el año 930 en que su alcaide se rindió a Abderramáo III, junto con Toledo, con cuyo acto los territorios árabes toledanos pasaron a depender del Califato de Córdoba.
Fuente: Méntrida.com
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