El entramado urbano ha conservado la configuración que adquirió en el siglo XIII. Fundamentalmente se compone de dos recintos o “cerquos” amurallados separados por la plaza de Carlos III.
En la Edad Media el concepto de barrio tenía más entidad que el de calle. La villa se dividía en barrios y cada barrio tenía un encargado o “baile”. En las relaciones de vecinos y catastros también se empleaba el término de barrio. La palabra Rúa solamente se aplicaba a la calle principal; así teníamos la Rúa de Dentro o del Burgo, en el “Cerquo de Dentro”, y la Rúa de Afuera, en el “Cerquo de Fuera”. El término de rúa no se aplicaba al resto de calles.
Las calles conservan los nombres medievales. En el Cerquo de Dentro se encuentran las rúas de la Judería, Tesendería (de los tejedores) y de la Tafurería (donde se encontraba la casa de juego).