Los pétalos son acariciados por el viento en diferentes direcciones”, explica Trinidad Caminos, la autora de La flor de los vientos, una de las esculturas monumentales que a fin de 2015 fue emplazada en el nuevo Parque del Kempes.
La obra nace con un boceto a mano, a lapicera, relata la artista. Esa es la idea” más intuitiva”, que después pasa a un dibujo geométrico que ella denomina el “filtro” de la geometría y la matemática, que le aporta las proporciones áureas. En esa etapa también observa qué simbolismos le aporta este aspecto formal de su trabajo; la realización de la maqueta, para el estudio volumétrico es el paso siguiente, que dará lugar a los retoques, cuando el ojo de la artista “corrige”.
Trinidad comenta que las proporciones áureas y de la geometría sagrada son leyes que forman lo que vemos en el universo, como las flores, los animales y el hombre. “Me gusta llevar esas leyes a la escultura”, afirma.
La construcción de la monumental escultura, de siete metros de alto y siete de ancho, contó luego con más estudios de ingenieros y arquitectos, para conocer sus puntos de gravedad, fundación y otros detalles. En la obra participaron 15 soldadores. Trinidad también debió hacer un estudio de los vientos. “Hay que tener coraje, muy claras las cosas y todo controlado para encarar una obra monumental”, sostiene.
Cada panel contiene cintas de transparencias en esta escultura de hierro resplandeciente, que permite que la luz y el aire sean protagonistas de una misma danza compositiva.
Al pensar esta obra en el entorno, la artista se encontró con la competencia visual del Kempes. Entonces, decidió tomar de su diseño los tirantes verticales, y agregó a su obra curvas y diagonales para no competir con el estadio.