Situada en el Cardo Maximus -actual calle del Calvario, que aún conserva la traza rectilínea original- y muy próximos a una de las puertas monumentales de la ciudad. Aquí concluía el acueducto de los Milagros vertiendo el agua a un gran depósito emplazado en el punto más alto de la topografía, para distribuirla con presión a múltiples fuentes públicas.
Por delante de este depósito con forma de torre (por lo que recibía el nombre de Castellum), mediante un rebosadero se suministraba el agua en cascada a una fuente monumental decorada con mármoles, columnas y esculturas alusivas a las ninfas (espíritus de las aguas).
Los restos que hoy pueden contemplarse pertenecen al basamento de un ninfeo, por ser estas las divinidades vinculadas a la pureza del agua, como simbólica garantía de salubridad para el consumo humano.