Día 1
Se ha producido un derrumbe. Los hombres están como locos. Después del estruendo y cuando el polvo empezó a bajar, hemos visto la entrada. Es desesperante. Ya no nos quedan barrenos para intentar algo. Gastamos todos los de la jornada. Hemos encontrado un poco de pólvora, pero es inútil. Estamos cansados del día. Vamos a descansar y mañana seguiremos intentándolo.
Día 3
Hace 3 días que estamos atrapados. Creemos que un mortero enemigo golpeó la montaña. No podemos mover los escombros con las herramientas, sin más fuerza que nuestras manos. La piedra es dura como el acero. Agua no nos falta; la cueva del agua nos provee. Al principio, dosificamos los alimentos. Las mujeres siempre nos hacen entrar a la cueva con comida para dos días. Siempre el “por si acaso” que nunca queríamos pensar que sucedería. Pero somos muchos, y ya se han acabado. Empezamos a agotarnos.
Día 5
Estamos aquí 5 días ya. Y no sabemos qué está pasando fuera. Ya no tenemos fuerzas para mucho más. No sabemos por qué no empiezan los trabajos de búsqueda. No escuchamos más que el silencio y nuestra propia respiración. Hace tiempo que dejamos de escuchar las balas afuera. En medio de la guerra, ¿habrá alguien que se esté ocupando de nosotros? Sin provisiones, las fuerzas nos han dejado. Nos miramos, sin saber qué hacer, salvo aguantar. Otro día más…
Día 7
Una semana ya. Los ánimos nos abandonaron hace tiempo y el hambre no nos deja pensar con claridad. Sólo pensamos en aguantar un poco más, pero ¿hasta cuándo? Algunos heridos han muerto ya. Cuento los días con una muesca en la pared, por la pequeña luz que se filtra a través de una minúscula rendija del derrumbe. Sé que nos queda poco. Nada hay que comer. Ni las ratas viven aquí. Me preocupa Luis. Tiene una herida fea y lleva dos días temblando. Aquí dentro no hay espacio para la esperanza.
Día 9
¿Dónde está la ayuda? Se habla que el mortero destruyó también el pueblo y nuestras familias. No lo quiero ni pensar. ¡Sé que estáis vivos! Hace algunas noches, oímos en la cara norte el fuego de fusiles. Luis dice que han estado fusilando a la gente del barracón. …Los que debían sacarnos de aquí. Él está muy débil. El aire está enrarecido y cuesta respirar. Yo creo que los pájaros ya han empezado a morir, pero el capataz los oculta. Cree que nos engaña… Todos sabemos que el oxígeno se acabará pronto.
Día 10
Hijo mío, no creo que sobreviva a esto. Me tiemblan las manos al escribir y no paro de toser. Se acerca el fin. Pero debo decirte algo importante. Durante 30 años he estado haciéndome con un tesoro rescatado de las vetas. Tesoro que nadie conoce salvo yo… y Luis, que murió ayer. No lo creerás, pero son pepitas de oro, rubíes, alguna esmeralda… ¡¡Todo aquello de lo que nos hablaba el abuelo y al que siempre dimos por loco!! Antes de morir, me contó todo, y yo lo achaqué a tantos años de falta de oxígeno… Había ocultado todo en una galería que, desde hacía tiempo, estaba cerrada. Estaba esperando hacer crecer el alijo, estaba esperando un buen momento para huir con nosotros, para que nadie sospechara nada, ni nos reclamara nada. Pero la muerte le reclamó antes la vida.
Yo he continuado su trabajo durante años, esperando que termine la guerra, para huir. Y ahora parece que de nuevo va a ser demasiado tarde. Este tesoro está maldito. No debes esperar. Debes cogerlo ya y huir. Debes disfrutarlo. La avaricia de más y más nos ha hecho morir. Es tiempo de cogerlo y vivir. Te dejo las instrucciones en el lugar donde te enseñé a encontrar mis mensajes, los que llevabas a madre.
Día 11
Hijo mío, te quiero. Dile a madre y a tus hermanas que las quiero también. Cuida de ellas. Busca el agujero en la pared, a un metro del suelo, en la galería izquierda. Usa la luz que fabricó el abuelo, la linterna negra, para dar con la marca. Aprended a vivir y disfrutar la vida. No dejéis que la vida sea una maldición. Sed felices. Que mi fin sea el inicio de vuestra próspera vida.
EL CACHÉ
El recorrido tiene 3 etapas. La primera y segunda etapa están marcadas con una G, visible sólo con luz UV. De la segunda a la tercera, te irán guiando unos puntos rojos (tanto para entrar como para salir) visibles sólo con luz UV, que se encuentran en las intersecciones. No confundas las señales con otras pintadas, incluidas algunas flechas.
En su interior, encontrarás un pequeño sello que NO ES UN OBJETO DE INTERCAMBIO, sino que forma parte de este tipo tan escaso de caché. Por favor, NO TE LLEVES el sello o contribuirás a que siga habiendo pocos.
Como equipo, se hacen imprescindibles unas buenas BOTAS DE MONTAÑA ANTIDESLIZANTES, una LINTERNA (de 400 lumens o superior) y una LINTERNA UV (mejor, de 12/15 leds o superior)
CÓMO LLEGAR
Empezando a andar desde el aparcamiento (ladera sur), enseguida se ve la bifurcación del camino que indica, a la derecha, la formidable ruta arqueológica de la Sima de las Palomas, y a la izquierda, la de la Cueva del Agua. Tomar el camino de la izquierda. Siguiéndolo, se pasa por una doble pendiente que salva una gruesa tubería, dejando a mano izquierda las ruinas de una casa. Continuar el camino hasta llegar a un cartel informativo sobre murciélagos. Cerca de él se encuentra la entrada de la mina.