La serie de cachés “Carpe Diem” se desarrolla en distintos enclaves del barrio de Torrero de Zaragoza.
Ha sido creada con motivo de la cuarta edición del Festival Aragón Negro, como alternativa para unir la novela negra con el geocaching.
Todas las historias que aquí se cuentan son mera ficción y están manipuladas para el juego.
Los cachés de la serie pueden ser encontrados de forma independiente, excepto “CARPE DIEM – La inhumación”. Para encontrarlo y finalizar la aventura se deben encontrar todos los demás de la serie y tener en cuenta las pistas que se encuentran en ellos.
Los cachés de la serie son:
1.- Carpe Diem – La entrega
2.- Carpe Diem – Fuego en las pupilas
3.- Carpe Diem – Una mentira inocente
4.- Carpe Diem – Sangre en la cancha
5.- Carpe Diem – Coartada perfecta
6.- Carpe Diem – Tan solo quería jugar
7.- Carpe Diem – Una jueza obstinada
8.- Carpe Diem – El seguimiento
9.- Carpe Diem – Afrodita olvidada
10.- Carpe Diem – El final
11.- Carpe Diem – El ornitólogo
12.- Carpe Diem – La inhumación
13.- Carpe Diem – Equipaje sin retorno
14.- Carpe Diem – Una de tantas
15.- Carpe Diem – Un hombre sencillo
Las coordenadas finales de este caché son N 41 37 XXX W 000 53 YYY.
Para hallar los dígitos que faltan deberás encontrar el resto de cachés de la serie
y sumar los dígitos que aparezcan en los logbooks,
azules para la latitud, rojas para la longitud
CARPE DIEM – LA INHUMACION
Desenterrar un cuerpo nunca es agradable, pero si lo miras desde mi punto de vista, no deja de ser toda una aventura. Comprendo que para los seres queridos sea un alguien con nombre, con recuerdos y vivencias compartidas, con un rostro clavado en su memoria. Pero para mí, no es más que otro reto, otro posible asesino que me desafía desde un cadáver para desentrañar los más oscuros secretos que esconde.
Supongo que hurgar en una masa informe de carne descompuesta no es un trabajo seductor para muchos, pero a mí me encanta. Cuando tu microscopio descubre algo que hasta entonces pasó desapercibido a todos, el subidón de adrenalina es tremendo. ¡Vaya si lo es!
Visualizas a un asesino que quizá esté dormitando la siesta, relajado, ajeno a que en un laboratorio a unos cuantos kilómetros de él, hay un tipo que acaba de descubrir indicios en forma de tetrodotoxina, cianuro, estricnina o amatoxina, quién sabe, todas ellas difíciles de detectar si no las buscas y más aún si no sabes dónde y cómo buscarlas.
Esta vez le ha tocado al compuesto 1080, supongo que ingerido o inhalado. Un pesticida sin olor ni sabor, soluble en el agua, capaz de bloquear el metabolismo celular, provocando una muerte rápida aunque dolorosa.
Pero hoy gano yo, querido asesino. Jaque mate.