Todavía hoy se conserva en Villa Benítez la casa donde estuvo esa oficina que cobraba tasas municipales a las mercancías que entraban en Santa Cruz. En el edificio hay un rótulo que dice «Fielato 1900».
El edificio fue construido en ese tiempo como almacén de material del primer tranvía de la isla. Más tarde, en los años veinte, comenzó a cumplir las funciones de Fielato y ya en 1973 pasó a ser la sede de Centro de Iniciativas Turísticas (CIT).
¿Pero qué quiere decir esa palabra? Pues es el nombre de unas oficinas municipales cuya función era cobrar los impuestos sobre algunos artículos de consumo. El término procede del fiel o balanza que se usaba para pesar los productos y así aplicar la tasa correspondiente. En cada una de las oficinas estos celosos aduaneros locales, los fielateros paraban a todas las personas que pretendían entrar a la población para inspeccionar si traían alguna mercancía susceptible de pago de tasas. Daba lo mismo que fueran a pie, en montura, en carro, coche, guagua o incluso en tranvía.
Ese mismo tranvía era usado también por las lecheras, que paraba en el Fielato para que abonaran religiosamente por la mercancía que iban a introducir y vender en la población. Como el tiempo de la parada podía prolongarse más de la cuenta dado el volumen de envases, las lecheras pagaban al fielatero según una declaración jurada de palabra, sin más comprobaciones (Recomiendo ver GC57E17 Las Lecheras - In Memoriam).
En aquellos tiempos, en los que se pasaba mucha necesidad, los ciudadanos soportaban esta carga fiscal con pocas ganas y eran frecuentes las escenas en las que, con algo de picaresca las campesinas trataban de esconder las gallinas o los conejos debajo de las faldas a fin de escapar del control. Se ocasionaron no pocas situaciones curiosas cuando los estudiantes, que también viajaban en el tranvía, comenzaban a imitar el cacareo de las aves al entrar el fielatero a inspeccionar.
Finalmente los Fielatos desaparecieron a principio de los años sesenta, pero su recuerdo se mantiene aún muy fresco entre la personas mayores, dejando incluso una importante huella en la toponimia de la isla.