Los Minions - 057 Letterbox Hybrid

En un pueblo al Norte, está el taller de Papá Noel donde se trabaja todo el año para que la mañana de Navidad amanezcan las casas de los niños llenas de juguetes. Los ayudantes de Papá Noel son tres minions muy trabajadores que no quieren que nadie se quede sin regalos. Pero ese año al taller llegó un minion que no tenía ganas de trabajar.
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Estaba todo el día protestando porque nada le parecía bien. Tenía 5 excusas favoritas. Unos días tenía frío, otros tenía hambre, otros estaba cansado, casi siempre tenía sueño y no había momento en el que no estuviera de mal humor por algo

Al principio, los demás minions le ayudaban e intentaban que se sintiera mejor. Poco a poco, empezaron a hacer su trabajo, hasta que el nuevo minion dejó de trabajar para que se lo hicieran todo. Los otros minions empezaron a estar realmente cansados, porque tenían que hacer su trabajo y el del minion vago y protestón. Poco a poco, el agotamiento y el mal humor empezaron a extenderse, y la alegría que había en el taller de Papá Noel desapareció.

Se acercaba la Nochebuena y los regalos debían estar ya listos para empezar a cargar en el trineo. Así que Papá Noel fue a supervisar el trabajo y a empezar con los preparativos. Pero cuando llegó se llevó un susto tremendo. Los minions estaban tristes y enfadados y no paraban de discutir. Pero Papá Noel no había descubierto lo peor:
¡Faltaban 916 regalos!
- ¿Qué ha pasado aquí? -preguntó Papá Noel -. ¿Por qué discutís? ¿Por qué estáis enfadados?

Los minions quisieron explicarse, pero montaron tal jaleo que era imposible que Papá Noel se enterara de nada.
En ese momento, el minion vago se transformó, y descubrió su verdadera identidad.
- ¡Es el Brujo Robasueños del Oeste! -gritaron los 4 a la vez, asustados.
- ¡Ja ja ja! - se rió el Brujo -. He estropeado la Navidad y he destruido los sueños de miles de niños que mañana se encontrarán que no hay juguetes para ellos.

Y el brujo se escapó corriendo antes de que Papá Noel o los 3 minions pudieran reaccionar.
- ¿Qué haremos ahora, Papá Noel? -se lamentaron los minions -.
- No os preocupéis, amigos, algo se nos ocurrirá

Mientras se lamentaban alguien llamó a la puerta. ¿Quién será? Uno de los minions se acercó y, cuando abrió, se quedó de piedra. Cuando reaccionó, fue corriendo hacia donde estaban todos.
- ¡Amigos, amigos, estamos salvados!
- ¿Cómo? ¿Qué? ¿Cuándo?¿Por qué? - todos preguntaban a la vez.
- En la puerta, en la puerta… Hay alguien… que… ¡Tenéis que verlo!

Un intruso en el taller de Papá Noel se acercó a la puerta, seguido de sus fieles ayudantes. Allí estaba el mismísimo Ratoncito Pérez.
- Venía de recoger los 237 dientes de hoy y hemos visto lo que ha pasado y he pensado que, tal vez, podría ayudaros -dijo el Ratoncito Pérez.
- Mirad lo que he traído.

El Ratoncito Pérez había acudido con toda su reserva de regalos y se los dio a Papá Noel.
- Gracias amigo -dijo Papá Noel -. Este sí que es un gran regalo de Navidad. Ningún niño se quedará sin juguetes gracias a ti.

Todos los minions aprendieron una gran lección, y no volvieron a permitir que ningún vago gruñón estropeara su trabajo y les arruinara la Navidad.

Por favor, procurad ser sigilosos y dejad el contenedor en el mismo estado que lo encontráis.

El sello del contenedor NO es un objeto de intercambio. Por favor, dejad dentro del contenedor.

Muchas gracias !!!

              Kris y Mario