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La Marina de Arrecife
Engloba a un conjunto de islotes, arrecifes y lagunas interiores que configuran un espacio singular de características únicas en el archipiélago canario y en la Macaronesia. Dada la escasa profundidad de sus aguas, las características físico-químicas de las mismas, temperatura y salinidad ligeramente superiores a las de las aguas no confinadas y una elevada penetración de la luz solar, favorece el desarrollo de comunidades biológicas singulares de gran interés científico. Los arrecifes basálticos que dan protección segura frente a los temporales, así como la poca profundidad de las lagunas interiores, fueron la causa de que la ciudad de Arrecife no solo tomara de ellos su nombre, sino que pasará de ser un primitivo puerto o refugio de navíos de medio calado a convertirse en la capital de la Isla.
En la Marina de Arrecife, la vegetación terrestre es escasa y, respecto a la avifauna, expertos de la SEO están realizando actualmente estudios destinados a determinar las especies presentes y sus densidades poblacionales. Sin embargo, respecto a la biota marina, y aunque se han realizado grandes avances, aún no se dispone de un inventario exhaustivo de la que alberga este singular ecosistema, disponiéndose sólo de información fragmentaria de algunos grupos de invertebrados y de forma más amplia sobre la vegetación.
El rápido crecimiento demográfico del municipio y una deficiente planificación urbanística, entre otros factores, han llevado a los ecosistemas de La Marina a una situación dramática pero aún reversible. El grado de contaminación de sus fondos y aguas ha motivado restricciones a actividades como el baño o la práctica de deportes náuticos, con una especial afección a zonas de gran arraigo para la ciudadanía, como por ejemplo el Charco de San Ginés. Sin embargo, a pesar de todo ello y como ha sucedido a lo largo de su historia, La Marina continúa siendo en la actualidad una de las señas de identidad de Arrecife, el entorno de mayor relevancia de la ciudad y uno de los enclaves de uso público de mayor afluencia de la Isla, tanto para la población local como para los visitantes.
El Puente de las Bolas
Como testigo inmutable del acontecer de Arrecife, Lanzarote, se encuentra el Puente de las Bolas, estructura arquitectónica que da acceso al Castillo de San Gabriel. Toma ese nombre debido a las dos bolas que tienen en lo alto de cada columna. Es uno de los monumentos más emblemáticos de la capital conejera y está integrado plenamente en el mar.
Se construyó en 1771, por el ingeniero ordinario José Ruiz Cermeño durante el reinado de Carlos III como parte del proyecto conjunto que encabezaba el castillo de San José y no fue dirigido por el arquitecto militar italiano, Leonardo Torriani, como se ha creído hasta hace poco. Su principal función era la de servir de defensa ante los ataques de los piratas. Al encontrarse ubicado en un islote, junto al castillo y uniéndolo a la orilla de Arrecife, levaba su pasarela si los enemigos llegaban, aislando la fortaleza y protegiéndola. En otra época era lo único que comunicaba el puerto con el resto de la ciudad de Arrecife. En uno de los pilares del puente hay una placa escrita en romano antiguo que daba la bienvenida a los comerciantes y conquistadores. El puente es como las Columnas de Hércules en miniatura, ya que sostiene las dos bolas simbólicas del mundo.
Es una obra única de este tipo en Canarias. Está hecho de piedra natural apilada. Los dos pilares preisabelinos acaban con remate cuadrangular sobre los cuales descansan las citadas esferas. Un puente levadizo de piedra en su mayor parte y algo de madera, complementa la estructura del viaducto que conserva un camino empedrado, de 175 metros, que conecta este puente norte con la ciudad, por un lado y con la fortificación por otro. Hoy en día es una de las postales más turísticas de Arrecife, con sus impresionantes vistas al atardecer y su situación estratégica entre el casco antiguo y el puerto.
El Castillo de San Gabriel
En el perfil costero de la ciudad de Arrecife destaca, junto a edificios de las últimas décadas, uno en particular que ha acompañado a sus habitantes desde hace más de cuatro siglos: el Castillo de San Gabriel. Aunque tradicionalmente se ha aceptado que la fecha de construcción de esta fortaleza se sitúa en torno a mediados del siglo XVII, lo cierto es que buena parte de la misma se remonta a casi un siglo atrás. En la Descripción e historia del reino de las islas Canarias realizada por el ingeniero italiano Torriani a fines del siglo XVI, se señala que:
“Sobre un sitio poco eminente que hay en la isleta situada a la entrada del puerto fue hecha una pequeña fortaleza de 40 pies por cada lado. Su forma es cuadrada, con sus baluartes como modernamente se usan, para defender la entrada del puerto, la cual es muy difícil, baja y estrecha […]”
A mediados del siglo XVII se encontraba en bastante mal estado y deteriorada, lo que provoca que se proceda a su reedificación por parte de las autoridades locales y auspiciada por el Capitán General del archipiélago. Se rehacen sus muros, se le dota de artillería y munición y, en definitiva, se crea una fortaleza capaz de defender el puerto, cuya actividad había ido en aumento en ese período. En algún momento de la segunda mitad del siglo XVII se le comienza a nombrar como se le conoce en la actualidad: el Castillo de San Gabriel, probablemente en honor a D. Gabriel Lasso de la Vega, ya que bajo su tutela se realizaron las reformas.
En 1895 fue declarado inútil en su función militar, debido a los importantes avances que en materia bélica se habían producido en dicho siglo. Tras ser comprado por el Ayuntamiento de Arrecife al Ejército, fue abierto en 1972 como Museo Arqueológico.
El Museo de Historia de Arrecife
Difícil encontrar un mejor escenario para recorrer la Historia de Arrecife y Lanzarote. El Castillo de San Gabriel resulta protagonista de una de las hojas históricas de la isla, al ejercer de vigía ante los frecuentes ataques piráticos de los siglos XVII y XVIII. Sus salas empedradas acogen un sencillo itinerario que explica el nacimiento volcánico de Lanzarote, los primeros asentamientos humanos, la conquista española, la transformación de la isla tras el estallido de Timanfaya.
La reciente apertura del Museo de Historia de Arrecife ha dinamizado esta privilegiada franja marítima de la capital lanzaroteña, que incluye el entrañable acceso a través del Puente de las Bolas y una portentosa perspectiva de la bahía arrecifeña.
El espacio cultural aborda los vaivenes económicos de Lanzarote, siempre condicionada por la afección del territorio y la capacidad de sus pobladores de adaptarse a las hostilidades. El museo se apoya en paneles temáticos y unos pocos expositores para dar cuenta de la biodiversidad de la isla, el cultivo de la orchilla, la relación con el mar y el banco sahariano, así como el proceso de industrialización pesquera: en la misma época hasta cinco conserveras llegaron a convivir en Arrecife tratando la sardina.
La avifauna
En la marina de Arrecife se han observado casi cien especies de aves. Son muchísimas, tratándose del litoral costero de una ciudad de 60.000 habitantes. En el último censo realizado en 2010-11 se detectaron treinta y tres especies, de las cuales veintidós eran aves acuáticas costeras. Se trata sobre todo de especies invernantes o de paso en el Archipiélago, excepto el chorlitejo patinegro, que cuenta con ejemplares nidificantes en la zona, además de los procedentes de otros lugares. El chorlitejo patinegro (Charadrius alexandrinus), una especie propia de ecosistemas acuáticos e incluida en el Libro Rojo de las Aves de España con la categoría de 'vulnerable', ha sido elegida como Ave del Año 2019 (Esquina superior izquierda).
Los grupos de aves mejor representados en la marina son las limícolas y las gaviotas. Algunas limícolas han llegado a suponer casi el 30 por ciento de las aves contabilizadas, como el chorlitejo grande, el chorlitejo patinegro y el chorlito gris. Todas las aves observadas se distribuyen por el Charco de San Ginés, el Islote del Francés, el Islote de la Fermina, la Baja de Juan Rejón, las inmediaciones del castillo de San Gabriel, el viejo muelle comercial, la playa del Reducto… Otras especias habituales son la garza real, el correlimos tridáctilo, la garceta común, el andarríos chico, el vuelvepiedras o el zarapito trinador.
El caché
En otra de mis visitas a esta isla, he decidido colocar un caché en las cercanías de otro que ha sido archivado y que ya había registrado con anterioridad. Existen pocos cachés en la ciudad de Arrecife, aunque hay muchos lugares de interés, no resulta fácil colocarlos para que perduren a lo largo del tiempo, aunque esto no es una ciencia exacta y a veces un caché colocado a simple vista, dura más que otro bien escondido. La afluencia al Castillo de San Gabriel es muy grande, casi un lugar de obligada visita, accediendo por el Puente de Las bolas, para hacerse la correspondiente fotografía.
Por favor tengan mucha discreción y dejen el contenedor en las mismas condiciones en que lo encontraron.
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