Aclarando conceptos

A menudo utilizamos los términos astronomía y astrología para expresar lo mismo, y realmente no es así, por eso lo primero que tenemos que hacer es fijarnos en las definiciones y empezar a llamar a las cosas por su nombre.

La astronomía es una ciencia que se encarga de estudiar las propiedades físicas y químicas de los cuerpos celestes, así como la forma en la que éstos van evolucionando a través del tiempo. También se ocupa de analizar los fenómenos que tienen lugar fuera de la atmósfera terrestre, incluyendo supernovas, meteoros, radiación cósmica y la forma en la que mueren las estrellas.

Mientras que la astrología es una creencia pseudocientífica, ya que es un conjunto de creencias sobre la influencia de los cuerpos celestes en los seres humanos y de la posibilidad de predecir sucesos futuros.

La etimología de astronomía proviene del latín astrŏnŏmĭa/astronomía/ y esta del griego ἀστρονομία/astronomía/. Está compuesta por las palabras άστρον/ástron/ 'estrellas', que a su vez viene de ἀστῆρ/astḗr/ 'estrella', 'constelación', y νόμος/nómos/ 'regla', 'norma', 'orden'.

La historia de la astronomía, que es tan antigua como la historia de la humanidad, es el relato de las observaciones, descubrimientos y conocimientos adquiridos a lo largo de la historia en materia astronómica. Una historia que, gracias a los avances técnicos y tecnológicos de los distintos instrumentos de observación, se sigue escribiendo.

Sus comienzos vienen dados de las religiones antiguas en las que existía una cosmogonía, que intentaba explicar el origen del universo, ligando este a los elementos mitológicos.

Además, la astronomía comprende las siguientes ramas o subcampos, como por ejemplo la astrofísica, la astrogeología, la astronáutica…