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Cristo de la Calavera Traditional Cache

This cache has been archived.

PurpleTentacle: Hola CLMCEIPLaCandelaria,

Observo que no ha realizado ninguna tarea de mantenimiento sobre su caché, ni demostrado ninguna intención por solucionar el problema para reactivarlo desde que le puse la nota de aviso, y ya ha pasado el plazo dispuesto.

Al no demostrar interés en mantener y reactivar este caché, no puede seguir estando publicado en geocaching.com, ya que esto impediría que no se puedan aprobar futuros cachés de otros miembros que se coloquen en las cercanías de éste.

Por esta razón, procedo al archivo definitivo del caché.

Recuerde que no podremos sacarlo del archivo en ningún caso.

Le recuerdo las Responsabilidades del owner, las cuales usted aceptó cuando creó su cuenta, para futuros cachés.

Para mantener el geocaché en buen estado de funcionamiento, el propietario del caché debe:

 -Visita el geocaché regularmente.
 -Solucione los problemas informados (como reemplazar el libro de registro lleno o mojado, reemplazar el contenedor roto o faltante).
- Asegúrese de que la ubicación sea adecuada y cámbiela si es necesario.
 -Elimine el contenedor de geocaché y cualquier etapa física dentro de los 60 días posteriores al archivo de la página de caché.

Los propietarios de caché que no mantienen sus cachés existentes de manera oportuna pueden perder temporal o permanentemente el derecho de incluir nuevos cachés en Geocaching.com.

-A continuación le dejo el enlace, a las directrices, donde se detallan las responsabilidades de un owner:

https://www.geocaching.com/play/guidelines#ownerresponsibility

De todas formas, quiero agradecerle de nuevo su contribución al geocaching.

Gracias por su comprensión.

Un saludo,

PurpleTentacle
Volunteer Cache Reviewer [ESP]
Geocaching.com

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Hidden : 5/26/2019
Difficulty:
1.5 out of 5
Terrain:
1.5 out of 5

Size: Size:   small (small)

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Geocache Description:


 

LEYENDA DEL CRISTO DE LA CALAVERA

En un callejón típico Toledano con cierto encanto y cercano al Alcázar, encontramos otra de las leyendas más famosas de Toledo y de Bécquer: la calle del Cristo de la Calavera. En el centro de la misma, una placa de cerámica hace alusión a la extensa leyenda.

La leyenda podríamos resumirla en los amores de dos caballeros, don Lope y don Alonso de una dama, doña Inés de Tordesillas, dama principal de la corte. Cuentan que durante una celebración, a doña Inés se le cayó uno de sus guantes y ambos galanes, raudos, se lanzaron a recogerlo para devolvérselo. El problema es que lo recogen a la vez, cada uno de un extremo. Ninguno quería soltar el guante. Devolver el guante a doña Inés sería como un acto galante mediante el cual poderle demostrar su amor, y demostrar así que era el elegido para terminar con ella la noche.

Todos observaban la escena, paralizados. Ambos habían declarado su amor por una misma mujer. Tuvo que intervenir una tercera mano, era la mano del Rey, quien les arrebata el guante y se lo devuelve a doña Inés, no sin antes presagiar lo que bien podía pasar: “Tened el guante, y guardarlo bien, no sea que algún día os lo devuelvan manchado de sangre”.

Ambos amigos, don Lope y don Alonso, se habían dado cuenta de que sólo había una manera de discernir quién se quedaría con doña Inés: un duelo. Así que sin más no volvieron a mirarse, y al terminar la celebración buscaron un lugar apartado donde poder llevarlo acabo, y que cumpliera con dos cosas: que fuera amplio para poderse batir en duelo (algo complicado en Toledo) y que tuviera algo de luz.

Encontraron una calle con un pequeño ensanche, muy cerca de Zocodover, y que además tenía un cristo iluminado por un candil. Asi que, sin mediar palabra, comenzó el duelo. El problema, cuenta Bécquer, que cuando los aceros chocaban la luz del candil se apagaba y volvía, al rato, a encenderse sola. Ellos extrañados, no comprendían el origen de ese misterio. Siguieron a lo suyo, pero la tercera vez que chocaron sus aceros, la luz de apagó bruscamente para no volverse a encender más y un fuerte viento les derribó al suelo. Entonces cayeron en la cuenta que quizá era una señal divina que les estaba queriendo decir que arreglaran eso de otra manera. Por ello, acuerdan ir a casa de doña Inés, y que sea ella la que diga con quién de los dos quiere quedarse.

Ya rozando el alba, cuando están llegando a casa de doña Inés, en su balcón pueden ver cómo un hombre se descolgaba por él y ella le despedía con frases cariñosas. Los dos caballeros irrumpieron en una sonora carcajada, pues entendieron que ella se había reído de su verdadero amor. La joven escuchó las carcajadas y se metió rápidamente a su habitación, cerrando el balcón.

A la mañana siguiente, un entarimado en Zocodover para despedir a las tropas que partían a la batalla contra los moros. A la cabeza del entarimado la reina y, junto a ella, dona Inés por ser una de las damas principales.

Esperaba ver al vencedor del duelo, pero cual no sería su sorpresa cuando, detrás del Rey, iban estos dos amigos y, al pasar por delante de ella, irrumpieron en la misma carcajada que la noche anterior al mismo tiempo que la miraban. Ella entendió todo, y calló turbada a los pies de la reina.

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