Prazas Ensanche, Pz. Roxa Traditional Cache

La Praza Roxa de Santiago se considera popularmente como el centro de la zona nueva de la ciudad, ya que desde ella se accede a las principales calles que constituyen el ensanche compostelano. La plaza es de grandes dimensiones y además de estar rodeada de tiendas, terrazas y locales de ocio, alberga en su subterráneo un parking para coches.

Debe su nombre a las manifestaciones de "rojos" durante los años finales de la dictadura y transición, y herencia de aquellos tiempos queda también el ser lugar de celebración de los eventos deportivos en la ciudad.

Asiduamente se organizan en su espacio actividades lúdicas y mercados, y durante todo el año es punto de encuentro para jóvenes y estudiantes.

Antes de que la Praza Roxa se convirtiera en el rincón elegido por los jóvenes compostelanos para terracear en las jornadas primaverales y veraniegas, el espacio contaba con una gran fuente que servía para regular el tráfico a modo de rotonda, y para celebrar las victorias de los equipos locales como la SD Compostela. La pieza presidió la plaza Roja, una de las joyas del Ensanche y uno de los espacios más transformados urbanísticamente, entre 1990 y 2003, año en el que fue trasladada a una zona ajardinada situada en el acceso al Polígono do Tambre, donde todavía continúa. Pero esta no fue la única fuente que hubo en la zona. La primera, que también simulaba una rotonda, se colocó en la década de los 70 y se trasladó al barrio de Vite, donde continúa, en 1990.

En la Plaza también se encuentran las casas de Ramírez, una urbanización que en la época de su construcción, fueron inauguradas el 27 de septiembre de 1960,  era las afueras de Santiago.

Estas casas y el parque infantil deben su nombre a que en 1718 el estudiante de Artes Manuel Joseph Ramírez de Arellano y Sotomayor, estaba en esa zona, una zona de labradío que no queda de paso a ninguna parte, cuando fue asesinado. La desconsolada madre compra ese terreno y  encargará a uno de los mejores canteros que levante un cruceiro en el mismo punto donde su hijo encontró la muerte. Hoy en día ese cruceiro se encuentra en la plaza de San Fiz de Solovio.

Los canteros escribían aprovechando el espacio disponible, sin reparar en que separar el apellido Arellano en dos líneas (ARELLA-NO) iba a dar como resultado el efecto contrario del que pretendía la madre. La cartela barroca ya no se lee, pero dice así:

Actualmente Ramírez ha recuperado un cruceiro que no es sino una copia del original, hecha en cemento hacia 1960 y pagada por los vecinos.