EN BUSCA DE PALAFOX
Conocidos los sucesos de Madrid y la situación del rey en Bayona, el pueblo zaragozano se amotina el 24 de mayo de 1808. Los sublevados se dirigen a la capitanía general para deponer al General Guillelmi, de carácter afrancesado, y obtener las armas que se encuentran en el castillo de La Aljafería. Ante la falta de líder, el pueblo se limita a esperar las decisiones de la Junta.
El día 25, unos militares y algunos paisanos dan a conocer la presencia del general Palafox en el palacio de los marqueses de Ayerbe en La Alfranca, donde se ha refugiado tras huir de Bayona. Sin perder tiempo, Jorge Ibor, conocido como “tío Jorge”, al frente de algunos milicianos va en su busca y lo acompaña a Zaragoza para ser nombrado Capitán General.
Esta serie recuerda el itinerario seguido por el pueblo zaragozano aquel 25 de mayo de 1808.
Sirva de homenaje a todos los Defensores de la Siempre Heróica e Inmortal Ciudad Zaragoza, representados por algunos de los más conocidos.
LA RUTA
La ruta tiene una longitud de cerca de 16 kilómetros, solo ida. Discurre por un terreno llano. Se puede hacer en 4 horas caminando o 2 horas en bicicleta, más el tiempo dedicado a buscar cachés. No permite el uso de vehículos a motor.
Hay diversas zonas de descanso y algunas áreas donde es posible llegar con vehículo a motor. Es posible emplear el autobús interurbano entre Pastriz y Zaragoza.
LUCIANO
DE TORNOS
El Teniente de Caballería
D. Luciano de Tornos es particularmente conocido por haber conseguido detener
en el Puente de Piedra la desbandada del 4 de agosto de 1808, plantando un
cañón con el que amenazó a quienes huían. Vamos a conocer algunos detalles de
su azarosa vida.
Hijo de Juan Ventura de
Tornos, un infanzón de la localidad zaragozana de Alpartir, y María Antonia de
Santa Clara Cagigal, una cántabra del valle de Hoz.
Los avatares de la carrera
militar de su padre le hicieron nacer en Santander, en 1770, y vivir su
adolescencia en Pamplona. Tras servir cinco meses como guardiamarina, ingresa
como cadete en el Regimiento de Dragones de Numancia el 4 de mayo de 1788.
Interviene en las campañas del Rosellón de 1793 y 1794, asciende a Alférez el
13 de septiembre de 1794 y a 2º Teniente del Regimiento de Húsares Españoles el
28 de julio de 1799. Para entonces había pasado una temporada en la cárcel de
la Inquisición de San Juan de Aznalfarache. El 3 de Noviembre de ese mismo año
se le concede una agregación al Regimiento de Infantería Fijo de Ceuta, en el
que causa baja a finales de diciembre de 1801, pasando a la situación de
retirado, no sin hacer alguna trastada más (como no volver de un permiso), con
lo que se hizo acreedor a que su Coronel escribiera en su hoja de servicios que
era de “calidad noble, salud robusta, valor
acreditado, aplicación ninguna, capacidad bastante, conducta mala, estado
soltero”.
Al comenzar el Primer
Sitio se encuentra en Zaragoza y es detenido como sospechoso de traición, pero
el 15 de junio consigue escapar y se distingue en los combates por los pasillos
del Cuartel de Caballería del Portillo. Durante el resto del asedio se integra
en la precaria unidad de Caballería organizada y mandada por el Coronel
Bernardo Acuña. Resulta herido en los combates que tienen lugar en la margen
izquierda del Ebro en los primeros días de julio, tras conseguir los franceses
establecer un pontón por el que cruzaron varias columnas que pretendían cerrar
el cerco y hostigar las vías de abastecimiento de la ciudad. El 4 de agosto,
tras la apertura de la brecha en Santa Engracia, es uno de los protagonistas de
los primeros momentos de la reacción que permite estabilizar la situación en
torno a la actual Plaza de España.
El 22 de septiembre recibe
el mando de los paisanos armados y el 30 de ese mismo mes se le concede el
escudo de Defensor de la Patria. Durante el Segundo Sitio combate en el Coso
bajo, hasta que el 1 de febrero, Palafox le nombra Segundo Comandante de la
Puerta del Sol, “fiándome de su celo,
actividad, patriotismo y valor acreditando la mejor defensa de él”. En el
momento de la capitulación es conducido prisionero al depósito de Nancy, en la
2º División de Morlot, donde permanecerá hasta 1814.
El 5 de mayo de 1814
empieza la batalla legal por el reconocimiento de su empleo y sueldos
atrasados. El expediente se cerró sin resolución pues D. Luciano moriría de enfermedad
a las ocho de la tarde del 24 de Noviembre de 1814, en Madrid, sin haber
conseguido que la burocracia reconociera los méritos contraído en Zaragoza. Algo
habitual “en aquellos agitados tiempos”.