20 de abril del 21
Hola Chata, ¿cómo estás?
Te sorprenderá que te escriba, tanto tiempo es normal. Pues es que estaba aquí solo, y me he puesto a recordar, me entró la melancolía y te tenía que hablar.
He estado dándole vueltas a cómo debería empezar esta carta. He empezado una docena de ellas, y es que nunca es fácil retomar el contacto con alguien al que has querido tanto. Menos mal que estaban los Celtas Cortos para ayudar. No se puede expresar mejor lo que siento ahora ante esta hoja en blanco, y lo que me ha llevado a escribirte.
Pues eso, retomándolo donde lo dejaba Cifuentes, hoy estoy muy melancólico ya que he estado paseando por Madrid. Nuestro Madrid. No sé si tú lo recuerdas tanto como yo, pero ya sabes que hay recuerdos que se pegan a la mente tanto como una silla de plástico a un culo en agosto. Y hoy me he encontrado sentado en nuestro banco de siempre delante de la estatua de Velázquez en el Prado. Me han faltado las pipas y me has faltado tú.
Han pasado 20 años desde que pasábamos nuestras tardes en este banco, pero créeme si te digo que no notarías ningún cambio si estuvieras aquí conmigo. Velázquez sigue impasible mirando (horrorizado) al Ministerio de Sanidad. Los cedros del Líbano siguen impresionando a los turistas, aunque los japoneses ya no solo vienen los martes sino todos los días de la semana, y nuestro banco de granito sigue estando tan solitario como siempre. Tras un rato absorto en estos recuerdos; he tomado dos decisiones. La primera, escribirte estas letras. La segunda, pasear contigo, como hacíamos hace 20 años. ¡Ojalá me escribas y podamos pasear juntos! Sé que es difícil convencerte para que me acompañes físicamente, pero espero que al menos accedas a acompañarme virtualmente, como los novios antiguos, bueno, yo no sé si los novios antiguos paseaban así, pero si se casaban por poderes y jugaban al ajedrez por carta, seguro que paseaban "por poderes". Espero que tus recuerdos sean tan vivos como los míos, y podamos disfrutar de este paseo tanto como entonces.
Espero que me escribas, si no sabes que decir, empieza con los Celtas Cortos, que, aunque sea del 20 de abril del 90, sigue siendo la mejor introducción para este tipo de cartas.
Un tierno beso,
Tu amado,
PD: Se que te has pasado (como todos) al correo electrónico, así que te paso mi e-mail para que me escribas. paseoporcarta@gmail.com
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