MONUMENTO AL SANATORIO DE MARINA - LOS MOLINOS
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¿Quién iba a decir a los vecinos de un pequeño pueblo situado en plena montaña que a partir de 1949 sus calles se iban a llenar de andaluces, gallegos, murcianos o mallorquines?
Y… ¿quién les hubiera dicho, además, que esas personas serían marineros?
Hasta hace muy poco los habitantes de Los Molinos tuvieron la oportunidad de compartir sus vidas con gentes tan dispares como las venidas de Sevilla, Ferrol, Cartagena o Palma de Mallorca.
Y todo porque en el corazón de la sierra madrileña se alza desde finales de los 40 el conocido como Sanatorio de Marina, al que llegaron tanto pacientes desde las bases navales repartidas por España como centenares de marineros de reemplazo de todo el territorio.
La Marina en la montaña, resulta cuando menos extraño que la Marina construyera, en el que posiblemente sea el punto más alejado del mar en cualquier dirección, un enorme hospital para tuberculosos.
Pero quizá precisamente por ser el centro geográfico de la península, la ubicación resultaba equidistante a la mayor parte de las instalaciones de la Armada Española.
El Sanatorio de la Marina se construyó con la intención de acoger a los enfermos de tuberculosis, mal que afectaría con gran dureza al ejército a partir de 1936.
El Consejo de ministros del 17 de diciembre de 1943, aprobó el decreto por el que se autorizaba “la construcción de un sanatorio de tuberculosos de la Armada en Los Molinos” Apenas dos semanas después, el 3 de enero de 1944, se publicaba en el BOE el anuncio del concurso para la construcción del Sanatorio.
Para su ubicación, el Ayuntamiento de Los Molinos cedió al Ministerio de la Marina 94.375 metros cuadrados de terreno a cambio de que el sanatorio dispensara atención primaria y urgencias a los vecinos de la comarca.
La autorización de gasto ascendió a 1.797.034,67 pesetas a cargo del Presupuesto Extraordinario y pagable en varias anualidades, siendo la primera de éstas de 700.000 pesetas.
El 8 de mayo de 1947, con las obras muy avanzadas, se publicó el anuncio de concurso público para el suministro del mobiliario del hospital, quedando adjudicado éste el día 26 de mayo por un valor de 317.330 pesetas. A principios de 1949 se terminó la construcción y bajo la dirección del coronel Médico José López García se recibió a los primeros pacientes en la primavera de ese mismo año.
En total la suma de la superficie construida fue de 8750 metros cuadrados, contando el propio sanatorio, la vivienda, la residencia de médicos y demás edificaciones auxiliares.
El edificio principal albergaba 177 camas y 55 habitaciones repartidas en cuatro plantas: 11 en la primera, 14 en la segunda y 15 en las plantas tercera y cuarta. La planta baja estaba destinada tanto a servicios médicos como a servicios generales y en el sótano se ubicaron despensas, almacenes y la sala de calderas.
Funcionando a pleno rendimiento, el 26 de abril de 1954, se aprobó la adaptación para que la residencia de médicos fuera transformada en residencia para enfermas. Este edificio de tres plantas tenía capacidad para 25 pacientes, aumentando la capacidad del complejo hasta las 202 camas.
La función principal del Sanatorio de Marina, que recordemos que fue construido como hospital antituberculoso, era la de prestar atención médica al personal con derecho a hospitalización de los tres Ejércitos.
La batalla contra la tuberculosis concluyó poco tiempo después de la inauguración, pues a mediados de la década de los 50, cuando los nuevos fármacos antibióticos como la rifampicina permitieron controlar eficazmente la enfermedad, muchos de estos centros dejaron de tener utilidad. Fue entonces cuando el Sanatorio de Marina se especializó neumología.
En el año 2001 el Ministerio de Defensa cerró sus puertas. Desde entonces, el viejo y abandonado hospital es objeto de expolio y de exploradores urbanos.
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Sed discretos y respetar el lugar.