LA LUZ DE HOPPER
La poética del pintor estadounidense Edward Hopper no se explica sin su luz, particularmente osada porque abandona el tradicional claroscuro y construye el cuadro con contrastes valientes pero eficaces. Su imaginería son los paisajes urbanos estadounidenses, sus habitantes y Cape Cod.
Se puede ver una maravillosa observación y registro de la luz en sus obras, con una técnica austera, seca y dura. Con un gran sentido del color y habilidad para crear espacios tensos y reducidos, e influido por la fotografía, el cine y el impresionismo, es capaz de convertir lo corriente y banal en incómodo y crear la sensación de que pasa algo o está a punto de pasar.
En el cuadro “Noctámbulos” la calle está vacía, es de noche y la luz del “diner Phillie’s” se extiende sobre la acera. Las luces fluorescentes acababan de inventarse cuando se pintó este cuadro y puede que estas contribuyan a que el “diner” tenga una luz tan extraña en ese ambiente tan oscuro. Esta visión de la vida urbana moderna como vacía o solitaria es un tema común en la obra de Hopper.
En "Autómatas" vemos un escena con una figura solitaria en una habitación con poca luz. La iluminación en la pintura es bastante intensa, lo que significa que es muy brillante en algunos lugares y muy oscura en otros. Esta intensa iluminación crea fuertes sombras que hacen que la persona parezca aún más aislada y perdida.
En el cuadro "Sol de la mañana" se observa el contraste entre interior y exterior, y la luz de la mañana incidiendo en todos los elementos. El cuadro es hermosamente austero: la modelo en su cama, en una habitación sin ornamentos y una ventana en la que se ve un cielo azul y un edificio de ladrillo rojo. Con eso Hopper ya plasma perfectamente la ciudad americana.
SOBRE EL CACHÉ:
Se ruega ser discretos, ya que la reposición de este contenedor no podrá ser igual.
Para l@s tres primer@s geocachers hay reservado un pequeño obsequio.