
Érase una vez, en una urbanización rodeada de un jardín grande y bonito, un hombre ya anciano llamado Cleo. Cleo tenía el pelo rizado, rojo y muy abundante, como una nube de algodón de azúcar de naranja. Era un hombre alegre, pero últimamente estaba preocupado.
Su sobrino, Fredo, un niño listo y que era clavado a su tio, se dio cuenta de su tristeza.
"Tío Cleo, ¿qué te pasa? Tienes la cara larga como un calcetín sin pareja," preguntó Fredo.
Cleo suspiró y señaló un enorme avispero en frente de su jardín. "¡Ay, Fredo! Es la dichosa Avispa Asiática. Ha hecho un nido horrible en esa rama tan alta y me dan un miedo horrible."
"¿Y por qué no lo mandamos quitar?", preguntó Fredo.
"¡Ese es el problema!", exclamó Cleo. "El Ayuntamiento, que son los que cuidan las cosas del pueblo, dice que ese trozo de tierra donde está el árbol no... ¡No es suyo! Y no van a hacer nada."
Cleo estaba convencido de que la tierra era suya, ¡pero no tenía cómo demostrarlo! Necesitaba el mapa más exacto del mundo para saber a quién pertenecía ese arbol. Necesitaba ir a al... ¡Catastro!
El Catastro era una oficina enorme y muy importante en la ciudad de Santander, donde se guardaban todos los planos y secretos de las tierras.
"¡Yo iré, Tío Cleo!", se ofreció Fredo con valor.
Fredo se despidió de su tío, se puso su mejor ropa y con sus carpetas bajo el brazo, que parecían muy importantes, se subió a un tren que lo llevaría hasta Santander. El traqueteo del tren era como una canción de cuna, pero Fredo no podía dormir, estaba demasiado emocionado por su misión.
Cuando llegó al Catastro, Fredo se encontró una oficina llena de cosas curiosas: máquinas que parecían cámaras de fotos gigantes para medir las montañas (estaciones de topografía), mesas grandes para dibujar y muchísimos planos enrollados.
Lo primero que vio fue a un señor. Estaba sentado en una mesa, concentrado, revisando papeles. Era un técnico del catastro.
El técnico levantó la vista. "Hola, joven. ¿Buscas algo?"
Fredo se acercó, puso sus carpetas sobre el mostrador y habló con voz de detective. "Busco la verdad sobre un terreno. En concreto, el terreno de la finca de mi Tío Cleo. Necesito saber el árbol de las avispas de quien es."
El técnico, intrigado por la seriedad de Fredo, le dijo: "Pues has venido al lugar adecuado, dejame ver los papeles a ver que encontramos."
"¡Mira, muchacho!", exclamó. "¡Los papeles que me adjuntas estan muy viejos y no son ya legibles!" "Vamos a ver que encontramos en el ordenador"

"Lo primero que tenemos que hacer es localizar tu finca en Bezana y por suerte tenemos una imagen de la finca anexa." comentó el conserje.

Fredo que no quitaba ojo, estaba aprendiendo mogollón de temas catastrales. El tecnico le observaba y se habia dado cuenta de que era un niño muy espabilado.
"Los datos de la finca de tu tio tambien estan en muy mal estado pero con la foto de antes ya hemos conseguido localizarla y creo que es esta." añadio tras buscar un rato en la base de datos.

"Ahora toca buscar la localización exacta donde esta el avispero..." El técnico y Fredo concentrados se llevaron un susto enorme al ver apagarse las luces de todo el edificio.
"¡Maldición, maldición y mil maldiciones! ¡Se ha vuelto a romper el transformador, no he podido apuntar los datos necesarios y la ultima vez tardaron semanas en arreglarlo!" Exclamo el técnico enfado. "Mira, creo que lo mejor es que te vayas y si tienes un pc en casa sigas tu con las averiguaciones ya que veo que te has quedado con la copla."
El técnico le dio unas directrices para ayudarle a buscar la localización que necesitaba antes de irse. "Busca lo siguiente en casa como te comente antes ya que es facil y asi conseguiras lo datos que te faltan."
- Localiza la finca de tu tio. Acuerdate que esta a finales de la esa carretera que no lleva a ningún lado paralela a la autovía.
- Apunta la referencia catastral de la finca de tu tio que serán 14 cifras (Numeros y letras).
- Una vez obtengas los datos necesarios, introducelos en certitude y te dara la información que necesitas en relación a la finca.
Fredo fue a un locutorio ya que no tenia ordenador en casa y se puso a trabajar. No le costo mucho y en un periquete obtuvo la informacióin que necesitaba. ¡Misión cumplida!
Cuando volvió a casa, le dio la noticia a su tío Cleo. Una noticia muy buena que lo tranquilizó.
Al dia siguiente se pusieron en contacto con la propiedad que era muy eficiente, y que ante las pruebas presentadas, no le quedo mas opción que ayudarles.
Y así, la Avispa Asiática se fue, el árbol se salvó, y Cleo y Fredo supieron que, aunque seas pequeño, con un poco de valor y la ayuda de un buen plano, ¡puedes resolver hasta el problema más grande!

