En agosto de 1945 se lanzó la bomba atómica sobre la ciudad japonesa de Hiroshima, causando decenas de miles de muertos y destruyendo todo rastro viviente en muchos kilómetros a la redonda.
El único ser vivo que resistió la catástrofe fue un árbol, llamado Ginkgo biloba, y ahora se sabe por qué.
Entre los efectos que provoca una explosión atómica se encuentra una fuerte radiación ionizante, que produce una oxidación en los tejidos vivos que atraviesa dicha radiación. El Ginkgo biloba es un auténtico fósil viviente, un árbol que existía hace ya cientos de millones de años, cuando la atmósfera terrestre era mucho más rica en oxígeno, y desarrolló sistemas de defensa contra la oxidación que lo salvaron de la explosión atómica.
Originario de China. Puede llegar a vivir hasta 1,000 años. Se ha usado con fines ornamentales desde hace milenios. Puede florecer en diferentes climas del mundo, sin embargo, crece principalmente en el sur y el este de Estados Unidos, el sur de Francia, China y Corea. Desde hace siglos se ha utilizado por sus acciones terapéuticas, especialmente por la medicina tradicional china, y las hojas del árbol se usan en la herbolaria moderna.
El extracto de la hoja de Ginkgo ya es objeto de más de 400 estudios publicados. Está demostrado que mejora la circulación en todo el cuerpo, especialmente en la cabeza; por esta razón se utilizó durante décadas para mejorar la memoria y prevenir la demencia.
Pocas plantas son tan fascinantes, ni con tanta historia como la del árbol de ginkgo. Árboles de Ginkgo pueden crecer más de 45 metros de altura y vivir durante miles de años.
Las hojas de este árbol, que del Oriente
a mi jardín venido, lo adorna ahora,
un arcano sentido tienen, que al sabio
de reflexión le brindan materia obvia.
¿Será este árbol extraño algún ser vivo
que un día en dos mitades se dividiera?
¿O dos seres que tanto se comprendieron,
que fundirse en un solo ser decidieran?
La clave de este enigma tan inquietante
Yo dentro de mí mismo creo haberla hallado:
¿no adivinas tú mismo, por mis canciones,
que soy sencillo y doble como este árbol?
Goethe