Skip to content

El tesoro de Pedro Alarcón (Bonus Lab Adventure) Mystery Cache

Hidden : 8/24/2020
Difficulty:
2 out of 5
Terrain:
2 out of 5

Size: Size:   small (small)

Join now to view geocache location details. It's free!

Watch

How Geocaching Works

Please note Use of geocaching.com services is subject to the terms and conditions in our disclaimer.

Geocache Description:


 

 

Después de haber pasado más de un año de la resolución del misterio en Santiago de la Torre, (donde conocimos a estos personajes),  Andrés volvió a encontrar una nueva carta en su buzón, un atardecer, al llegar del trabajo.

En cuanto la vio, pensó que se trataba de nuevo de Pedro Alarcón. Fue un pálpito al mirar el sobre. Y una vez dado la vuelta, allí estaba la inconfundible buena caligrafía de aquel hombre fortachón, con quien había vivido la aventura del castillo de Santiaguillo, dirigida a Andrés Jiménez del Valle. Le hizo verdadera ilusión encontrar esta carta. Además, después de resuelto el caso, en la redacción del periódico de Cuenca, donde trabajaba, no se había vuelto a tener un asunto tan trepidante. 

 

La carta decía así:

 

Estimado Andrés,

 

¿Qué tal va la vida?No sé nada de ti desde que nos despedimos tras el caso de Santiaguillo y después de haber resuelto el crimen. No sabes lo agradecido que te estoy por haberme ayudado en esa ocasión. Sabes que no me apaño muy bien con el teléfono y por eso no estoy muy en contacto contigo. Pero también quisiera saber de ti y por eso te escribo esta carta. 

 

Era verdad que no habían hablado desde entonces. Andrés sentía ahora algo de remordimiento, puesto que también estaba en su mano ponerse en contacto de vez en cuando con Pedro. Podría haber hecho alguna visita por el pueblo, si no era fácil mantener el contacto mediante tecnologías. El texto seguía así:

 

Me gustaría que volvieras por Pedroñeras algún día, porque quiero contarte un misterio que me ha ocurrido esta semana, y me gustaría que me ayudaras a desvelar. Confío mucho en ti y creo que eres la única persona a la que puedo pedirle ayuda para el asunto. Además, estamos en agosto, e imagino que puedas tener algún día libre para acercarte por aquí. 

Te espero.

Se despide con afecto,

 

Pedro Alarcón.

 

Un nuevo misterio… era la palabra mágica a la que Andrés no se podía resistir. ¿De qué se trataría? Aunque no se imaginaba qué podría ser, sí que pensaba que podría ser muy interesante. Pedro era toda persona cargada de sorpresas, y cualquier cosa se se podría esperar de este gigante pedroñero. 

 

Era verdad, estábamos en agosto, y tenía posibilidad de marcharse al pueblo para visitar a Pedro y pasar con él un tiempo, aunque fuera solamente un día. 

 

No se lo pensó mucho, a la mañana siguiente partió para el lugar, como le decían los habitantes a su propio pueblo.

 

Tomó la N-420 y, al llegar a La Almarcha, giró para tomar la CM-3110. Una vez pasada La Alberca de Záncara y ya llegando al pueblo, podía ver el inconfundible perfil del núcleo de población. Entre los diferentes edificios, consiguió distinguir los ventanales del Centro Cultural, o convento, como se le llamaba por los habitantes del pueblo. Entrando ya al pueblo, se dirigió al lugar donde vivía Pedro Alarcón, cerca de la calle Arrabal del Coso, donde había estado en la anterior ocasión, cuando la aventura de Santiaguillo. 

 

Una vez en la casa, tocó el timbre y esperó unos segundos. Tuvo la sensación de que le ocurriría lo mismo que la vez anterior, y que Alarcón no estaría en la casa. Se giró un momento, para ver si de nuevo le traían una carta de parte de Pedro, pero no se veía a nadie. Eran las 11 de la mañana en agosto, y no se veía mucho movimiento pues era un día entre semana. Pero sí se distinguía trasiego por el quehacer de las labores del ajo, que en estos momentos del año son incesantes. 

 

Cuando ya se disponía a marcharse, la puerta de la casa se abrió, con apertura automática,  y pudo ver la penumbra de la entrada. Pedro tenía las persianas bajadas y no se podía ver apenas dentro del portal. 

 

Andrés se acercó a la puerta y llamó: 

 

-¡¿Pedro?!

 

-Sí, pasa, pasa, Andrés, ¡te esperaba!, pasa para adentro -contestó con bastante fuerza la voz de Pedro Alarcón -estoy en el saloncito aquí.

 

Andrés pasó a la casa e intentó vislumbrar dónde le decía Pedro que tenía que ir. De fondo, sonaba “Strangers in the night”, de Frank Sinatra, en una música que parecía partir de un tocadiscos. Estando en la entrada, miró a la derecha y arrancaba un pasillo. Al fondo a la derecha, se veía una puerta entornada y se veía un resplandor de luz. Allí pensó que se podía dirigir. Cuando ya estaba yendo hacia esa puerta, se abrió del todo y pudo ver la gran silueta de Pedro Alarcón.

 

-Pasa Andrés, ¿qué tal estás? -le saludó efusivamente Pedro. 

 

-Hola Pedro, ¡qué alegría verte!, perdona que haya hecho tanto tiempo sin que hayamos hablado.

 

-Ya, ya, no te preocupes, es normal que haya pasado tiempo. Imagino que estás muy ocupado en Cuenca con el trabajo, y es difícil que te acuerdes de este viejo cascarrabias.

 

-De viejo nada, y de cascarrabias tampoco. Por cierto, qué buen gusto musical tienes. Me da mucha alegría volver a verte. No sé lo que me querrás decir con lo que me pusiste en la carta, pero yo quería venir igualmente aunque no me tuvieras que contar nada.

 

En este momento, Pedro Alarcón cambió la cara y se turbó. Se quedó callado unos instantes. Se dio la vuelta y cogió un sobre amarillento, gastado por el tiempo. Se lo enseñó un momento en silencio y después, tomó la palabra. 

 

-Mira Andrés, he hecho un descubrimiento que me ha llamado mucho la atención. En cuanto lo vi, pensé en ti porque sé que eres alguien en quien puedo confiar plenamente. Mira que he conocido gente a lo largo de mi vida, pero contigo tengo la sensación de que puedo estar tranquilo y que me ayudarás de buena fe. 

 

Ante una declaración de este tipo, Andrés se quedó verdaderamente sorprendido y no sabía muy bien qué decir. 

 

-Bueno Pedro, no sé muy bien qué decir, haré lo que pueda para ayudarte. ¿De qué se trata?

 

-Hace unos días, decidí empezar a limpiar arriba, en la cámara. Antiguamente, allí se guardaba grano y aperos de labranza, pero después empezamos a guardar cajas y demás cosas. En realidad, no esperaba encontrarme gran cosa allí arriba pero, en un arcón de madera, dentro de un doble fondo disimulado encontré esta carta. Al principio no le di mucha importancia, aunque cuando empecé a leerla, me di cuenta de que sí la tiene, y mucha.

 

Andrés se quedó expectante.

 

-Bueno, pues, ¿y qué contiene la carta?

 

-En cuanto terminé de leerla, después de reflexionar un poco, pensé en ti, y en la cara que pondrías cuando supieras lo que pone aquí. 

 

-Claro Pedro, sabes que me encantan los misterios y enigmas -dijo Andrés con una sonrisa en los labios.

 

-Antes de leer la carta, quería comentarte algunas cosas, creo que así podrás entenderlo mejor. Siéntate aquí, y te voy contando. ¿Quieres un café?

 

-Vale, entiendo que hay que tomarse esto con tranquilidad. Bien, no tengo prisa, trae un café y hablamos del asunto.

 

Pedro subió la persiana y entró luz del patio y después salió de la habitación. Durante cinco minutos, Andrés estuvo dándole vueltas a qué pondría en la carta. Alarcón se había dejado el sobre encima de la mesa, pero Andrés no lo tocó. Al cabo de ese breve lapso, Pedro regresó con dos tazas de café y un poco de leche. Traía también unas pastas. 

 

-Muy bien, todo momento importante requiere su preparación -volvió diciendo Pedro -como ya sabía, no has tocado el sobre.

 

-No Pedro, si estoy en ascuas, pero primero espero que me cuentes antes.

 

-De acuerdo, mira, te lo voy a contar. Pero primero sírvete el café.

 

Andrés y Pedro se tomaron el café y, después de un rato, Pedro volvió a hablar.

 

-Sabes que yo tengo ya una edad y nací en los años 40. Mi padre, que había llegado a esta zona unos años antes, pasó bastantes necesidades durante la guerra. Sus antepasados provenían de Alarcón, quizá por eso tenemos este apellido. 

 

-Bonita localidad, por cierto.

 

-Sí claro, aunque ya hace mucho tiempo que no he ido por allí. Pues bien, mis padres tuvieron dificultades en aquellos tiempos. A pesar de eso, pudieron llevar una buena vida y salir adelante. El caso es que cuando yo era pequeño, recibieron la visita de unos señores que vestían muy bien y algo misteriosos. Bueno, lo digo así porque es la sensación que me dio cuando los vi. Luego, al cabo del tiempo, puedo asociar aquella visita con esta carta -y se quedó callado.

 

Al ver que no continuaba, Andrés preguntó:

 

-Bueno, ¿y qué pasó entonces?

 

-Pues mira, no puedo tener idea de lo que dijeron concretamente, pero sé que lo que pasó después fue que las cosas en mi casa fueron adelante y mis padres tuvieron un buen futuro. Al final, recuerda que la adquisición de llevar Santiago de la Torre, fue idea de Antonio Resa, pero mis padres, a través de mi hermana, hicieron posible que eso se pudiera materializar. Pues mira -Pedro Alarcón abrió los ojos-, resulta que en esta carta, mi padre revela que reservó cierta cantidad valiosa en un lugar escondido. 

 

-¿Un tesoro?

 

-Podríamos llamarlo así, sí. Vamos, creo que hay cierta cantidad de oro, aparte de otras piedras preciosas, y alguna parte en dinero. Como verás, la parte de dinero no será muy relevante, porque se devalúa con el paso del tiempo, pero en las joyas, ya me dirás.

 

Andrés se sonrojó en aquel momento.

 

-Pero, Pedro, ¿cómo es que me cuentas esto a mí? ¿No lo tienes ya? Es tuyo y pienso que no soy quién para saber estas cosas.

 

-Mira Andrés, es cierto que no nos conocemos desde hace mucho tiempo, pero lo que hiciste conmigo en el misterio de Santiago de la Torre no lo puedo olvidar. Además, yo ya soy bastante mayor y no sé el tiempo que me queda de vida. Prefiero compartir esto con alguien en quien puedo confiar y sé que me ayudará a encontrarlo.

-¿Cómo? ¿No lo has encontrado ya?

 

-Pues no -dijo sorprendido Pedro-, en esta carta, lo que podemos encontrar es una serie de pistas para encontrar el tesoro. Además, creo que hay que recorrer ciertos lugares del pueblo y realizar una serie de observaciones para encontrar datos que nos lleven al lugar donde estarán las joyas. Imagino que no es muy difícil encontrarlo, pero prefería hacerlo con tu ayuda. Además, estas pistas debió prepararlas mi padre justo antes de morir, hace unos pocos años, porque los lugares a recorrer están actualmente en el mismo sitio.

 

-Entiendo que la carta haya estado escondida, porque quizá sería sencillo encontrar el tesoro para cualquiera.

 

-Sí mira, vamos a leer la carta y, si quieres, podemos ir recorriendo los lugares, hasta poder encontrar el tesoro. (La carta está plasmada en el Lab Adventure El Tesoro de Pedro Alarcón).

Nota importante: Los personajes y la historia anteriormente referida son fruto de la imaginación de sus autores.  

Resolución del geocaché

Para resolver este geocaché Misterio, hay que superar las etapas propuestas en el Lab Adventure El Tesoro de Pedro Alarcón, situado en Las Pedroñeras. Se realiza con la aplicación https://labs.geocaching.com/ 

Primero se instala en un smartphone y se localiza, en Las Pedroñeras, la serie de Cachés virtuales Lab Adventure.

Así, se obtendrán los datos necesarios para completar las siguientes coordenadas:

N 39 27.ABC W 002 39.DEF

En dicho lugar encontrarás el tesoro final de Pedro Alarcón. 

El contenido original consiste en un logbook, instrucciones, lápiz, diploma FTF y joyas del tesoro. Las joyas no serán intercambiables y deberán dejarse en el lugar donde están para que las disfruten todos los buscadores. Desde el lugar donde está escondido el tesoro, tendréis las vistas que tiene Andrés Jiménez cuando llega a Las Pedroñeras, viniendo desde Cuenca. Nos gustaría que nos contárais vuestra experiencia al encontrarlo y al realizar el recorrido del Lab Adventure previo. ¡Feliz Geocaching!

Additional Hints (Decrypt)

Rfgbl onwb hanf cvrqenf.

Decryption Key

A|B|C|D|E|F|G|H|I|J|K|L|M
-------------------------
N|O|P|Q|R|S|T|U|V|W|X|Y|Z

(letter above equals below, and vice versa)